Al salirse de la armada, Armando había regresado a Baja California, esos tres años había extrañado a su padre.
Estaba cerca de la puerta cuando dos guardias lo vieron y se dirigieron hacia él.
—¿Armando? — él solo asintió—hostia, pero si ya eres todo un hombre—Armando sonrió
Lo hicieron pasar contándole un poco la situación de su padre, al parecer había caído en cama gravemente, abrió lentamente la puerta, su padre se encontraba acostado en la cama con sus ojos cerrados y la boca entre abierta. Un guardaespaldas le dio una silla para que se sentara a lado de la cama. Armando tomo la mano de su padre
—He vuelto a casa, ¿no piensas darme la bienvenida? —murmuro Armando
—¿Hijo? Oh mírate, eres todo un hombrecillo, te dejaste crecer la barba. —Armando acaricio la mano de su padre delicadamente. Estos años fuera de casa, lo habían hecho madurar y a no demostrar sus sentimientos, pero estando cerca de lo único bueno que tenía en la vida era difícil mantenerse tranquilo, su padre le había contado que hace medio año le habían detectado sarcoma de Ewing, había empezado con una fiebre leve y después con dolores intensos en los huesos.
Estaba recibiendo quimioterapia, pero al parecer no estaban funcionando. El negocio ilegal seguía a "flote", un amigo de su padre se estaba haciendo cargo de eso.
Armando le contó lo que había pasado en los adoctrinamientos de la armada, omitiendo el por qué lo habían sacado.
Su padre se había quedado dormido en medio de la plática, así que Armando salió del cuarto sin hacer ruido, se dirigió al que era suyo, sus cosas estaban intactas. Tomo una ducha y se recostó en la cama, aunque estaba en casa se sentía alguien extraño.
En la madrugada escucho toser a su padre y se levantó lo más rápido que pudo para ir a verlo, su padre estaba sentado en la cama, cuando se acercó más y prendió la lampara vio en el piso una mancha de sangre.
—Efectos de la quimio—su padre volvió a toser y Armando llamo a alguien para que limpiara, respiro profundo y se quedó con su padre hasta amanecer.
Armando recordó cuando se enfermaba y su padre siempre se quedaba a cuidarlo sin importar los negocios que tuviera planeado, ahora era el tiempo que él cuidara de su padre, pero cada día su salud empeoraba.
El abogado había ido para terminar los tramites del testamento, no debía ser un genio para saber que a su padre le quedaba poco tiempo de vida y tampoco le interesaba mucho la herencia, la mayoría de negocios de su padre eran ilegales y solo un 15 por ciento era legal.
En momentos como estos se daba cuenta que por mucho dinero que tuvieran la salud de su padre nunca mejoraría y era una puta mierda, habían visto a los mejores doctores y nada funcionaba.
Tres días después llego el amigo de su padre, acompañado de sus dos hijos. Era el hombre que se hacia cargo de los negocios ilegales, lo había visto un par de ocasiones, si ellos se encontraban ahí era seguramente porque su padre los había puesto en el testamento, Armando no pelearía nada, sabia que su padre a pesar de los males que había hecho, siempre había tratado bien a su mano derecha el Sr. Trucazo, era de confianza, era veinte años mayor que su padre pero se mantenía vigorosamente, de sus hijos no sabia nada, solo que el mayor se llamaba Freddy y el menor José María y eso por que ellos mismos se habían presentado.
Las noches eran las más difíciles, a su padre le costaba respirar y ya no comía, a veces balbuceaba cosas que Armando no entendía y cuando se encontraba sin dolor las frases que pronunciaba eran dolorosas de escuchar, nadie quiere escuchar palabras de despedidas de las personas que aman.

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Broken Memories
RomanceEl amor en ocasiones siempre se debería guardar en los mas profundo de nuestro ser.