27 de marzo del 2012
Cuatro días habían pasado de lo ocurrido, Gustabo se levantó dentro de una minería, estaba totalmente desubicado, preguntándose como había llegado hasta aquel lugar, tenía la sudadera completamente manchada de algo obscuro, por un momento sintió miedo de él mismo. Camino lentamente quitándose la sudadera y tirándola a la basura, no tenía celular ni mochila, sus pantalones eran un asco, camino por bastante tiempo hasta llegar a la población mas cercana, una señora mayor le dio algo de dinero para que agarrara el autobús.
Vio el paisaje desde la ventana, una hora después estaba frente a la casa de los Pérez, toco el timbre esperando que el que le abriera fuera Horacio, toco más de dos veces, hasta que escucho la voz de Horacio.
Gustabo subió al segundo piso, busco ropa para darse una ducha, mientras el agua de la regadera caía sobre su cuerpo, miro a sus pies y vio como el agua se tornaba de un color rojo carmesí, se espanto buscando alguna herida en su cuerpo, pero no había nada.
Cuando salió de la ducha, miro a Horacio que estaba sentado en el borde de la cama. —¿Dónde estabas? — pregunta Horacio sin quitarle los ojos de encima, — estuvimos buscándote —
Gustabo mira a Horacio y se sienta en la cama de frente — No lo sé— baja la mirada mientras juega con los nudillos de la mano — ayer que salí de la universidad, no recuerdo muy bien a donde me dirigía— levanta el rostro y ve la preocupación de su amigo
—Hace tres días que no vas a la escuela Gustabo— respira y sigue hablando, —desde el día que subieron esas tontas fotos nadie te ha visto. — Horacio mira las manos de Gustabo que se encuentran lastimadas, —Tú... tú lo hiciste, ¿verdad? — pregunta con miedo sabiendo la respuesta.
[Di que no, por favor]
—¿Hacer qué? No sé de qué me estás hablando Horacio. — mira en dirección al espejo y ve su rostro con algunos moretones — Pero que coño. —
—Hace cuatro días, encontraron el cuerpo de el quarterback en su casa. Estaba destrozado y tenia un fierro metido en el trasero, ¿Qué hiciste Gustabo? —, el rostro de Horacio se vuelve triste, al mirar a su amigo.
—No, hice nada. ¡Debes creer en mí! — hace un gesto con la mano tocándose el pecho, —Horacio, somos amigos desde que tengo memoria, ¿me crees capaz de matar a alguien? Joder me dan miedo los insectos y piensas que podría matar a alguien, es que me va a reventar un huevo. — mira su entorno, se siente alterado y con un dolor en la cabeza.
—Yo lo vi...— Horacio mira sus tenis verdes, como si fueran lo mas bello del mundo, — esa noche... Dios, yo vi... como mataste a tu padre— levanta la mirada encontrándose con los ojos azules de su amigo —Tu los mataste— afirma tragando fuertemente.
— ¿Qué dices? No porque tu padre sea policía tú también lo eres Horacio. Odiaba a mis padres, pero nunca los hubiera matado— cierra los puños fuertemente. — Ayúdame, por favor... no quiero perder la cordura— siente como caen sus lágrimas en su rostro. Horacio se levanta y abraza a Gustabo fuertemente.
—Somos hermanos Gustabo y siempre estaré para ti, así me cueste la vida. — sonríe — esto es algo que nos llevaremos a la muerte— sale de la habitación con el corazón acelerado, siente que sus piernas tiemblan y cae al piso, respirando entrecortadamente.
Gustabo ve salir a Horacio, se limpia las lágrimas y sonríe. Agradecía que su amigo fuera tan manipulable.
31 de diciembre del 2014
Después de todo lo que había ocurrido, Gustabo había decidido irse de la casa de los Pérez, todo el 2013 había vivido solo en un departamento sencillo, tenia a un vecino toca pelotas que se llamaba Wilson, era un policía de 45 años, moreno y de cabello castaño corte militar, se habían encontrado un par de ocasiones en los pasillos. Una noche el tal Wilson había llegado borracho junto a unos jovencillos que se veían menores de edad.
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Broken Memories
RomanceEl amor en ocasiones siempre se debería guardar en los mas profundo de nuestro ser.