La noticia se había esparcido por toda la ciudad, toda la gente que llegaba al taller solo hablaba de lo sucedido con esa familia, parte de él se sentía una mierda, la mujer le daba igual. Pero los niños no habían tenido ninguna culpa de estar ahí.
Trató de mantener la calma, conforme pasaban los días la gente dejaba de un lado lo acontecido, el que lo estaba pasando mal era Juanjo, uno de los que había participado ese día. Yun le había contado a Armando que el chaval se sentía culpable y con miedo que el calavera le hiciera algo, ya que él había dicho por radio que la planta alta estaba despejada.
Armando fue hasta la casa de Juanjo para hablar con él. No era su obligación, pero quería intentar tranquilizarlo.
Al llegar toco el timbre del departamento, vio la pequeña cara de Juanjo asomarse lentamente y con miedo.
—Yun me dijo que lo estas pasando mal, ¿Qué pasa? — Armando toco el hombro de Juanjo.
—¿Te mando a que me mataras verdad? — los ojos de Juanjo estaban rojos y Armando empezó a reír.
—No, Yun y yo no te haríamos nada, no te conozco lo suficiente y tus motivos tendrás para estar metido en esto... solo que he querido saber que tan mal estabas—dio una mirada fugaz al departamento que en ese momento era un desastre— Todos cometimos errores esa noche.
Armando le dio un abrazo y sintió el delgado cuerpo de Juanjo estremecerse, aun era un chaval joven, era para que estuviera estudiando o jugando videojuegos en la comodidad de su cuarto.
Al día siguiente Armando se preparo para ir al taller, no había dormido lo suficiente y no había tenido más señales del calavera, entendía que debían mantener un margen para evitar que sospecharan y no los vincularan a lo que habían hecho.
Ya habían pasado cinco semanas de lo ocurrido, Juanjo se encontraba mucho mas tranquilo y le había dado trabajo en el taller, ese día había estado muy movido, le dolía la espalda y un poco la cabeza, algunos mecánicos se encontraban afuera charlando, él se fue a la oficina para preparase un café.
Eran alrededor de las nueve de la noche, se encontraba tranquilo tomando su café y unas galletas, escucho mucho murmullo fuera, pero no le dio importancia. Sus empleados tendían a ser gilipollas a veces.
Armando sintió una mano fuerte sostenerle el hombro, giro su rostro para ver quien se atrevía a tocarlo.
—¡Coño, tus putos empelados no quieren arreglar mi patrulla! — frente de él, se encontraba un hombre con lentes, de cabello platinado, camisa manga larga blanca y pantalón gris.
—Esta área es solo para empleados— Armando se puso de pie y dejo el vaso de café en la mesa, salió del lugar y fue directo a ver a sus empleados —Vamos a ver... aquí el jefe soy yo, por que me mandan a este tipo sin educación a que yo le arregle su estúpida patrulla—
—Venga jefe, ese tipo es un pesado de cojones quien mejor que usted como jefe para ponerlo en su lugar— Armando suspiro y se adentro de nuevo al taller, el sujeto se encontraba parado a lado de la patrulla.
Armando nunca lo había visto por el taller, tal vez y siempre llegaba cuando el se encontraba en hora de comida o mucho mas tarde. Mientras más se acercaba sentía como si lo conociera de algún lado.
Jack miraba al mecánico mientras caminaba hacia él, mientras le decía lo que tenía que hacerle a su patrulla, después de lo ocurrido con su familia había estado algo inestable, siempre se sentía molesto y se la pasaba gritando y fumando.
Mientras Armando hacia su trabajo se mantenía callado, solo hablaba cuando era necesario, termino de arreglar la patrulla y se volvió acercar al hombre, Armando frunció el ceño al verlo a la cara.
—¿No sabe leer o que pasa? Esta prohibido fumar dentro del taller— con su mano le señalo el cartel, Armando sintió todo el humo en la cara y empezó a toser. —Joder... su patrulla ya esta lista, ya se puede retirar—
—¿No me vas a cobrar? — Jack saco la billetera
—Venga hasta luego— Armando le dio la espalda y se retiró del lugar.
Jack se quedo extrañado con la actitud del mecánico y camino hacia él, no dejaría las cosas así, cuando salió del taller, el mecánico estaba junto con un pelirrojo.
Mientras más se acercaba los escuchaba reír, se detuvo en seco cuando escucho la risa del mecánico que lo había atendido < ¿Armando?> pensó.
Esa risa era inconfundible.
Armando y Jack se miraron, los dos habían cambiado bastante ya no eran los mismos jóvenes de hace 10 años, Armando aun no lo reconocía, pero sentía que ellos ya se habían visto con anterioridad.
—¿Armando? — pregunto Jack, el sujeto asintió con la cabeza.
—Necesita algo mas o que quiere—
Jack iba a sacar de nuevo la billetera para pagarle cuando escucho la voz de Volkov detrás suyo. —Conway, lo estuve buscando en la comisaria, no me dijo que venía al mecánico—
Armando lo miro de arriba abajo, se veía tan diferente a como lo recordaba. Sintió un codazo de Yun y se dirigieron a la parte trasera del estacionamiento.
Yun le comento que ese era el Superintendente.
Armando se sorprendió al saber que a los que mataron habían sido familia de Jack, la culpa lo inundo de nuevo, si lo hubiera reconocido en la foto que había visto aquella noche, hubiera hecho lo posible por que no murieran.
Jack volteo a ver a Volkov pero cuando regreso su mirada o donde estaban los otros dos, ya no se encontraban. Salió del lugar mucho más enojado sin saber el por qué.
Tres días después recibió la llamada de un amigo para que lo fuera a recoger al aeropuerto, Armando se arreglo y subió a su coche, le pidió de favor a Sito que cubriera su lugar mientras él se encontraba fuera.
Cuando llego, entre la gente logro ver a Freddy y José María, se acercó a ellos y le sonrió alegremente a Freddy.
Les ayudo con sus equipajes y subieron al auto.
Iban platicando mientras se dirigían a algún restaurante para desayunar, Armando se sentía contento de que Freddy estuviera en la ciudad.
Armando estaciono el auto en el parking y se adentraron a un pequeño local de comida rápida. Se sentía cómodo estando con Freddy, a pesar de la gran diferencia de edad, habían hecho una buena amistad.
José María se dirigió al baño, Armando y Freddy seguían poniéndose al corriente con lo que habían vivido los últimos meses, estando con Freddy el tiempo parecía ir mucho mas rápido. Armando estaba sonriendo cuando vio entrar a Jack al establecimiento, los dos cruzaron miradas y Armando se sintió de nuevo como si estuviera en la universidad.
Armando no podía creer que después de ese tiempo aun tuviera ese tipo de sentimiento hacia Jack.
"Los encuentros mas importantes han sido planeados por las almas antes incluso, de que los cuerpos se hayan visto"- Paulo Coelho
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Broken Memories
RomanceEl amor en ocasiones siempre se debería guardar en los mas profundo de nuestro ser.