Capítulo 4

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Me sentí completamente diminuta en el momento en el que atravesé las puertas giratorias de vidrio. Un escalofrío recorrió mi espalda al darme cuenta que el techo se encontraba sumamente lejos de mi, mucho más de lo normal, de él colgaban varias lámparas, eran circulares, de cristal y todas se encontraban cerca, sin embargo, todas caían hasta diferentes niveles, habiendo algunas más bajas y otras más altas. Tragué fuertemente, aferrándome a la pequeña carpeta, dónde se encontraba casi toda mi información personal y educativa, y caminé hasta el alto escritorio de mármol blanco que se encontraba frente a mi. Además de sentirme diminuta desde que entré, comenzaba a sentirme fuera de lugar, tacones y zapatos sonaban fuertemente contra el suelo de porcelana blanco, mis ojos observaban trajes negros y vestidos, cortos, de colores blanco, negro y grises. Mordí el interior de mi mejilla esperando que la muchacha que estaba sentada en la silla grisácea detrás del escritorio levantara la mirada, y cuando lo hizo, noté que sus ojos eran igual de oscuros que su cabello, "Hola cariño," Sonrió y me tranquilizó el hecho de que sea amable, "Dime, ¿En que puedo ayudarte?"

Respiré hondo antes de susurrar, "Tengo una entrevista," Crucé los dedos para que me haya escuchado, ni siquiera sabía por qué me estaba costando hablar fuertemente.

Ella asintió y esperé mientras pasaba la yema de sus dedos por el teclado plateado de su ordenador, "¿En que nivel?"

Fruncí el ceño levemente, algo confundida, "¿Nivel?"

Ella rió por lo bajo, "La entrevista," Aclaró, "¿En que piso de la empresa la has pedido?" Mi cara de confusión no estaba cambiando, "Ya sabes, dependiendo el área en el que te has anotado para la entrevista es un piso en particular, ¿la has pedido en el piso cinco, en el piso diez, quizás en el piso veinte? O hasta en el piso cincuenta y cinco," Intentó explicarme, bromeando en la última parte y aunque no había comprendido la broma, ya sabía a que se refería en cuánto a los niveles.

"No lo sé," Susurré nuevamente, sintiéndome completamente estúpida, sin embargo no era mi culpa, mi padre se había olvidado de darme estos pequeños detalles.

La muchacha de ojos oscuros, frente a mi, frunció su ceño pero sonrió, "Dime tu nombre,"  Volteó su cuerpo para quedar enfrentada a su ordenador nuevamente y volví a hacer puntitas de pie, no llegando de todo bien al alto escritorio.

"Maddie Tansley," La muchacha, que noté se llamaba Kate, gracias al pequeño cartel rectangular que se encontraba en su vestido gris, frunció el ceño ante su ordenador y volvió su vista a mi.

Tragué fuertemente, algo nerviosa, "Ahora vuelvo," Le susurró al muchacho que se encontraba a su lado, con un móvil pegado en su oído, "Ven conmigo, Maddie," Asentí lentamente, siguiendo sus pasos del otro lado del escritorio hasta que finalizó y pude encontrarme con ella sin que nada no separe, "Por aquí," Señaló un elevador plateado, que parecía más grande que mi baño, y entré en él, escuchando sus pasos detrás de mi, "Lamento haber bromeado antes," Fruncí el ceño, apoyando mi cuerpo en una de las paredes del elevador, "Creo que es la primera vez que se presentan en tenis a una entrevista en el último piso," Susurró ella sonriéndo, mientras presionaba su dedo en el botón que marcaba el número cincuenta y cinco, "No me malinterpretes, me agrada," Reí por lo bajo, recordando como mi madre se había quejado de mis tenis antes de salir del apartamento.

Los números rojos que se encontraban encima de la doble puerta del elevador no paraban de subir, al mismo tiempo que lo hacíamos nosotras, y debía admitir que la velocidad que tenía éste elevador comenzaba a asustarme, "¿Que área se encuentra en el último piso?" Pregunté y por primera vez mi voz salió de mi garganta con la misma fuerza de siempre.

Kate frunció el ceño y me observó como si hubiera oído mal mi pregunta pero, sin embargo, me respondió, "¿No lo sabes?" Negué lentamente, si supiera la historia de como fue que llegué a esta entrevista creo que me entendería, "El último piso no tiene área, pues es sólo para Styles y para quienes llevan la organización de la empresa, tanto en cuestión administrativa como del régimen de la misma." Asentí lentamente, entendiendo que mi padre me había ofrecido ante su socio como una estudiante de administración, resoplé ante mis pensamientos y pude ver, nuevamente, confusión invadir el rostro de la morocha frente a mi, apreté mis labios al mismo tiempo que le entregaba una sonrisa y bajé la mirada hasta que las puertas del elevador volvieron a abrirse de par en par.

"Kate," Saludó una voz masculina y levanté la mirada, saliendo del elevador junto a la recepcionista, mis ojos bailaron por todo el espacio que tenía a mi alrededor, escuchando mucho más silencio que el que había en el primer piso y observando que los colores y materiales que usaron para este piso era el mismo que había visto apenas entré al edificio, a diferencia de que éste suelo estaba hecho de mármol y no de porcelana, "No creí que te vería por aquí hoy," Caminé detrás de Kate e inclinando mi rostro pude observar a un muchacho mucho más alto que yo, se encontraba detrás de un largo escritorio bajo y le sonrió a Kate, mostrando lo perfectos que se encontraban sus dientes, "¿Y tú eres?" Su cabello era rubio, pero algunos mechones parecían colorados, dependiendo de la luz que entraba por los inmensos ventanales.

"Es Maddie Tansley," Respondió la muchacha por mi y sonreí, observando como sus ojos celestes se movían de Kate hacia mi, "¿Te encargas tú?" El muchacho asintió, sonriéndole una vez más a Kate, y sé que podía apostar que había algo más que sólo compañerismo entre estos dos, "De acuerdo, un gusto en conocerte, Maddie,"

"Igualmente," Sonreí, "Gracias," Le susurré una última vez a Kate y me posicioné frente al muchacho, que no dejaba de observar los pasos de la morocha que desapareció detrás de mi en el ascensor.

"Caleb," El muchacho se inclinó hacia delante, estiró su brazo derecho y me ofreció su mano, que sacudí mientras sonreía, "Sólo espérame un segundo," Asentí y seguí sus pasos con mi mirada, observándolo dar tres golpes en la gran puerta de vidrio oscuro que se encontraba a mi derecha.

Ahora si comenzaba a sentir algo de nervios, ni siquiera sabía por qué puesto me estarían haciendo la entrevista, inconscientemente puse mis ojos en blanco, cabreándome una vez más con mi padre.

"Si esa es tu manera de comenzar con la entrevista creo que no estás muy emocionada," El corazón se me detuvo al oír una voz que no era la de Caleb, levanté la mirada rápidamente para encontrarme con un par de ojos sumamente verdes y, podía asegurar, los ojos más llamativos de todo Chicago. Tragué fuertemente, intentando digerir los nervios y poder soltar aunque sea una palabra, sin embargo su sonrisa, la cuál provocó la aparición de dos hoyuelos a los lados de su cara, me lo dificultaron, "¿Quieres pasar?"

Chicago [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora