Capítulo 20

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Maddie

Estoy segura de que mi corazón dejó de latir y mi sangre se congeló por completo. Tragué, notando que me costaba más de lo normal pero asegurándome de que continuaba viva. Harry apretó su mandíbula volviendo su vista a la avenida, lo que me indicaba que no estaba entre sus planes decir lo que acababa de decir, sin embargo me confirmaba la teoría de que también había soñado conmigo, apoyé mis labios sobre el pequeño orificio que tenía el plástico blanco de mi vaso con café y le di un sorbo, "Gracias," Susurré intentando cambiar el tema y el clima que se había formado, "Por el desayuno." Tuve la necesidad de aclarar, evitando nuevos malentendidos.

"No tienes por qué agradecerme," Observé sus labios curvarse, formando una sonrisa, "¿Recuerdas a Kin Konoe?" Fruncí mi ceño, recordando el nombre pero no exactamente por qué, intenté poner en funcionamiento mi cerebro y descifrar de quién se trataba pero no podía y tenía que culpar al hecho de que el coche estaba impregnado con el olor que emanaban las galletas y rolls que se encontraban aún en las pequeñas bolsas que había comprado Harry, "¿Japonés? ¿Inversionista?" Aunque las palabras de Harry salían de su boca como si fueran preguntas sabía que en realidad solo intentaba ayudarme a recordar, lo cuál hizo de manera exitosa.

"Si," Solté rápidamente, recordando la conversación de Harry y Nolan, donde lo nombraron más de una vez y ante mi confusión se detuvieron a explicarme.

El coche de Harry se detuvo una vez más, dejándome observar por la ventanilla que nos encontrábamos frente a Styles Holdings, "No sé si quiero renovar el contrato," Alcé ambas cejas, mientras nos liberábamos de nuestros cintos para salir del coche.

Teniendo en cuenta las cosas que me habían contado sobre Kin Konoe, no renovarle el contrato sería un completo error, "Vas a hacerlo," Me encogí de hombros, sabiendo que, debido a mi empleo, era más importante mi opinión que la de Harry.

Bajé del coche cerrando la puerta detrás de mi, esperando a Harry en la acera mientras lo observaba acercarse a mi con el vaso de cartón en una de sus manos y el resto de las bolsas en su otra, "Me agrada que estés dispuesta a escucharme antes de decirme lo que haré," Su tono era sarcástico y aunque intenté no pude evitar poner mis ojos en blanco, "Quiere un diez por ciento más de las ganancias," Nuevamente volví a alzar mis cejas, Kin Konoe parecía no ser alguien tímido, "Esa es la cara que esperaba," Estiró uno de sus brazos, pidiéndome sin palabras que sostenga las bolsas de comida mientras el comenzaba a buscar algo entre sus bolsillos, sacó su mano libre de su saco y pude ver un pequeñísimo juego de llaves, solté una risa y el rostro de Harry giró, mostrándome la claridad del verde que llevaban hoy sus ojos, "¿Qué es lo gracioso?"

Me encogí de hombros, "Por la cantidad de pisos que tiene éste edificio puede ser considerado un rascacielos," Harry asintió, esperando a que continúe, "Un rascacielos que contiene una de las empresas más renombradas de Chicago," Inclinó su rostro, tratando de entender hacía donde me dirigía, "¿Y la abres con esa llave?" Harry lamió sus labios y sabía que intentaba, de esa forma, ocultar una sonrisa que al final de cuentas terminó mostrando.

"¿De verdad te detienes a pensar en eso cuando te estoy hablando de un tema tan importante como el inversionista que más cantidad de dinero pone en mi empresa?" Rápidamente hice desaparecer la sonrisa de mi rostro, enderezando mi postura frente a Harry, "¿Sabes que es lo peor de todo?" Tragué fuertemente, "Que tienes razón," Asintió lentamente con su cabeza y solté todo el aire que había acumulado en mis pulmones junto con una pequeña risa, sintiendo mis hombros perder el peso de hace unos segundos, moví mi hombro intentando ayudar a mi bolso no caerse de él, ya que ahora tenía ambas manos ocupadas y no podía hacer nada al respecto, Harry abrió una de las enormes puertas de vidrio, permitiéndome observar la oscuridad de la planta baja de la empresa y movió su rostro hacia adelante, haciéndome entender que debía entrar, me tomé unos segundos para observar lo poca vida que transmitía la planta baja al estar vacía, con sus luces apagadas y en completo silencio, mis pasos y los de Harry parecían golpear más fuerte de lo normal el suelo de porcelana provocando que el ruido se reproduzca con eco, "¿Quieres darme las bolsas?" Volteé mi cuerpo y observé a Harry terminar de presionar unos pequeños botones, que tenían números dentro de ellos, y que se encontraban en un pequeño cuadrado de metal cerca de una de las puertas por la que habíamos entrado, negué con la cabeza cuando sus ojos volaron a los míos, "De acuerdo, subamos," Señaló uno de los elevadores con su dedo índice.

Chicago [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora