"¿Maddie, verdad?" Asentí, aún con mi ceño fruncido.
No había manera de que él sea Styles, no quería ser irrespetuosa, pero mis ganas de preguntarle sobre su edad comenzaban a consumirme, "Si," Susurré al comprender que el muchacho no había podido observar mi afirmación ya que estaba de espaldas, "¿Tú?" Alargué, esperando que el también se presentara, respiré hondo pero cuando volteó sentí que todo el aire que había acumulado en mis pulmones no iba a salir.
A pesar de que hace tiempo no veía unos ojos tan cautivadores como los de él, debía admitir que también eran un tanto intimidantes y que no me estaban haciendo sentir del todo cómoda, "¿Yo?" Su rostro se inclinó, desviando su mirada a uno de los asientos que se encontraban en la oficina, que más que oficina era un apartamento. Me acerqué lentamente, como si estuviera asustada de que mis pasos, algo brutos, pudieran romper el suelo de mármol, "Harry," Soltó, como si estuviera minimizando la situación.
Tomé asiento y tragué fuertemente, al darme cuenta que si era él, "Styles," Susurré, completando su nombre, pude observar una pequeña sonrisa formarse en su rostro al mismo tiempo que me tomaba unos rápidos segundos para observar la habitación en la cuál me encontraba.
Todo mi alrededor estaba hecho o de vidrio, o de mármol, o de porcelana, algo que me asustaba un poco, teniendo en cuenta que una de mis características era romper vasos de vidrio, no quería si quiera apoyar mis ojos en el escritorio, hecho de ese preciso material, que se encontraba frente a mi, sin embargo, el dueño de éste edificio no parecía tener ningún tipo de miedo ante el asunto, me di cuenta en el exacto momento en el que tomó asiento detrás del escritorio y apoyó, un tanto brusco, ambos brazos sobre él, creando un ruido algo sobresaltante cuando los anillos que llevaba en ambos dedos meñiques colisionaron contra el vidrio, "Supongo que tu padre no me mentía," Me moví en el asiento grisáceo, aprovechando el momento para terminarme de sentir más cómoda.
Aunque los sofás que se encontraban en las esquinas de la habitación parecían ser de otro material y de otro color que en los que nos encontrábamos sentados en este momento, parecían tener la misma calidad y ser igual de reconfortantes, creo que podría dormir varias horas aquí y luego mi espalda no se quejaría, "¿Sobre qué?" Aún cuando intentaba sostener su mirada terminaba abandonando, estaba segura de que tanto mi mirada como la de mi madre eran una de las pocas miradas que te harían bajar la vista, que te harían sentir incómodo, y estaba segura porque aún no había visto éste par de ojos verdes.
Su media sonrisa aún seguía intacta y era fascinante como, inclusive con esa expresión en su rostro, podía estar haciéndome sentir de una manera completamente opuesta a su sonrisa, con sólo su mirada, "Sobre ésta entrevista," Fruncí el ceño, "Me ha dicho que no te diría nada al respecto sobre esto, que quería," Entrecerró sus ojos, como si estuviera intentando recordar las palabras exactas de mi padre, "Que te sorprendas," Asintió levemente y quise golpearme en el medio de mi rostro, con el puño cerrado, en cuánto inevitablemente puse mis ojos en blanco.
"Lo siento," Susurré rápidamente, bajando mi mirada, "Y supongo que lo hizo," Alcé ambas cejas, "Pues me enteré hoy, precisamente hace un poco más de dos horas." Incorporé mi rostro, volviendo a levantar la mirada, cuándo escuché una risa por lo bajo.
"¿Es por eso que traes tenis?"
Resoplé, nuevamente de manera inevitable e inconsciente, "No eres el primero que dice algo sobre mis tenis."
Y por fin pude hacerlo, sostuve su mirada, más de lo que pensaba que podía aguantar, y aunque me costaba hacerlo por la seriedad que había en su rostro, me relajé en cuánto quebró una sonrisa, "Me gusta," Enarqué mi ceja y continuó hablando, "Que te hayas presentado en tenis, que resoples y hasta que pongas tus ojos en blanco," Mi sonrisa fue disminuyendo, comenzaba a asustarme la idea de que me esté regañando como mi padre, que sólo esté siendo irónico, "Todo mi alrededor actúa y me trata como si tuviera la edad de tu padre, digamos que es divertido que haya alguien que actúe y me trate como cualquier persona de mi edad, que lógicamente es la tuya." Fruncí el ceño, entrecerrando mis ojos.
"Dudo que tengamos la misma edad."
"Ahí lo tienes," Estiró su brazo, señalando mi rostro con uno de sus dedos índices, "Ya me estás tratando de anciano," No pude evitar que una mueca aparezca en mi rostro dado a su exageración, "¿Cuántos años tienes, Maddie?"
Apoyé el pequeño portapapeles que aún se encontraba entre mis manos, en mi regazo, sobre el escritorio de vidrio que nos separaba, lo hice de la manera más delicada que alguna vez podría haber hecho algo, "Veintidós," Su mirada cayó a los pequeños papeles archivados dentro de la carpeta.
"Pues dentro de seis años me dirás como se siente que alguien de veintidós te diga que no parecen de la misma edad," Apreté mis labios, en un intento de ocultar mi sonrisa, llegando a la conclusión de que tenía ni más ni menos que veintiocho años, "¿Puedo?" Su mano rozó la mía en un intento de tomar la pequeña carpeta y quedé embobada, intenté despabilarme lo más rápido posible, lo último que necesitaba era pasar vergüenza delante de él.
Asentí, aún con la sensación de escalofrío que había dejado la calidez de su mano en mis dedos, "Eres el jefe," Bromeé y aunque su rostro estaba agachado pude observar sus comisuras alzarse.
Con los dedos de su mano derecha soltó el único botón que provocaba que su saco esté cerrado, dejándome observar la pulcritud de su camisa blanca, tragué fuertemente, sintiendo como su mirada bailaba por toda mi información personal y educativa, luego de soltar su saco llevó la yema de sus dedos hacia las hojas de papel blanco, acercándolas a él y volteándolas, "Tu padre..." Comenzó a susurrar pero no continuó, abandonándome con la duda, su codo izquierdo se posicionó encima del escritorio, dándole altura suficiente a su mano para llevarse tres de sus dedos a su labio, frunciéndolo entre ellos, "De acuerdo." Cerró la carpeta, deslizándola nuevamente hacia mi y fruncí el ceño.
"¿De acuerdo qué?" Se encogió de hombros y pensé en las palabras de mi madre, que como de costumbre, no se equivocaba, el combo que emanaba Harry Styles era único, sus ojos, su cabello, su edad y el hecho de que sea el empresario y dueño de una de las compañías más conocidas de todo Chicago y el resto del mundo era sumamente alucinante, desprendía fascinación y no podía engañarme a mi misma diciendo lo contrario.
"De acuerdo que ya está," Enarqué mi ceja, "Te espero aquí mismo, mañana, a la misma hora," Negué con la cabeza.
"¿No me preguntarás nada?" Hizo una mueca con sus labios, negando con la cabeza, "¿Sólo con leer la primer y segunda hoja te basta?" Entrecerró sus ojos y sabía que estaba intentando intimidarme como antes, sin embargo me sentía algo cabreada por estar pensando que probablemente esto era plan de mi padre, logrando que ni la mirada de Bin Laden me intimide, "¿Te lo pidió mi padre, verdad?" Sonreí irónicamente y tomé el pequeño portapapeles entre mis manos, levantándome del sofá.
Resoplé, volteando al mismo tiempo que escuchaba el ruido que provocaba el movimiento del asiento contra el suelo, dándome a entender que él también se estaba incorporando de su asiento, sin embargo no me detuve, sentía vergüenza al darme cuenta que me había presentado a una entrevista que básicamente estaba arreglada, sin que yo lo sepa. Mi mano voló hacia el pequeño picaporte oscuro que se encontraba en al inmensidad de la puerta de vidrio frente a mi, me sorprendí al darme cuenta que de la misma forma que desde afuera no se podía observar el interior de la oficina de Harry, desde aquí tampoco se podía observar el interior, "No," Su voz rasposa y grave resonó en la habitación, aunque en realidad dónde más se escuchó fue justo detrás de mi mientras observaba como su brazo se apoyaba con mayor fuerza que mi mano sobre la puerta, impidiéndome abrirla, "No me lo ha pedido tu padre," Mi respiración se aceleró al sentir el soplido de sus palabras en mi nuca, decidí voltearme, sin darme cuenta que lo tendría más cerca de lo que imaginaba, "¿De verdad crees que arriesgaría mi empresa por hacerle un favor a un simple colega?" Quería relajar mi respiración, sólo por el hecho de que creía que cuanto más inflaba mi pecho, más me acercaba a él, su mano empujó la puerta detrás de mi, haciéndola vibrar ya que sólo la estaría cerrando aún más, "¿De verdad lo crees?" Me encogí de brazos, teniendo en cuenta que mi padre estaba involucrado todo podía ser posible, "Pues no, no arriesgaría la totalidad de mi empresa por un simple favor, no contrataría a cualquier persona para que se encargue de la administración de mi empresa," El tono de su voz comenzaba a disminuir, llegando al susurro, aún no se alejaba y mis manos comenzaban a sudar, "Así que te recomiendo que no vuelvas a decir eso, porque terminaré despidiéndote antes de lo planeado, Bambi."
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Chicago [H.S]
FanficMaddie Tansley, hija del millonario dueño de la empresa Tansley Enterprise y reciente graduada de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales, se encuentra abatida ante la sorpresa de que su padre, no sólo no quiere que continúe con el legad...