Capítulo 67

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Maddie

Mediados de Julio. Sólo restaba un mes y medio para la boda de Harry. Los últimos  días me encontraba la mayoría de las horas pensando en eso. A pesar de que la relación con Harry parecía avanzar no había signos de querer detener o cancelar la boca. Intenté volver a llevar nuestra relación al hecho de sólo acostarnos, pero era imposible. Lo llamaba para acostarnos y mágicamente terminábamos en citas, en conversaciones profundas, en cenas con sus amigos. Me había prometido que iba a dejar de hacerlo, sabía que Harry tenía en claro que una vez que pase su boda dejaría de molestarle el hecho de que yo esté con alguien más, algo que me daba a entender que no sentía absolutamente nada por mi ahora, sólo posesión sin embargo era lo suficientemente patética como para no cumplir esa promesa conmigo misma. Escuchaba su voz y allí estaba, completamente dispuesta a hacer lo que el quiera en el momento. "¡Lea rompió bolsa!"

"¡Lea rompió bolsa!" Me sobresalté al oír la exclamación de Nolan frente a mi, haciendo resonar su asiento por el suelo de la oficina al incorporarse mientras Harry exclamaba la misma frase irrumpiendo en nuestro ambiente luego de hacer golpear la puerta contra la pared de su costado.

Fruncí el ceño sonriéndo, si Harry y Nolan estaban así de emocionado no quería saber cómo se encontraba Lamec, "Vamos," Apresuró Nolan mientras se dirigía hacia la puerta intentando arrastrar a Harry junto a él.

Mis dedos continuaban golpeando suavemente las teclas de mi laptop cuando levanté la mirada, encontrándome con los ojos de Harry, "¿Por qué no vienes?" Alcé mis cejas, sorprendida ante su propuesta.

"Estoy esperando a que Caleb vuelva de almorzar para poder tomarme mi descanso," Harry sonrió y estaba segura de lo que iba a decir.

Mis ojos se trasladaron por unos segundos hacia Nolan, quién se encontraba detrás de él observándome con una ceja enarcada, "Vamos, tu jefe no va a enterarse que te tomas el descanso unos minutos antes," Puse mis ojos en blanco aunque no intenté disimular una sonrisa.

Me agradaba la idea de acompañar a Harry, además de que en estos últimos meses me he hecho casi tan amiga de Lea y Angela como Harry de Lamec y Max, sin embargo no podía dejar de preguntarme si sería correcto que vaya, "No lo sé," Alargué bajando la mirada.

No quería rechazar la invitación pero tampoco estaba segura de aceptarla, "Levántate y vamos," Esta vez oí la voz de Nolan mientras chasqueaba sus dedos apresurándome, "Que llegaremos para el cumpleaños numero dieciocho del niño," 

Me reí por lo bajo negando con la cabeza y supuse que mi decisión ya estaba tomada cuando me incorporé de mi asiento comenzando a caminar hacia Harry, mi mirada estaba fija en él y supe que había entendido lo que pasaba por mi mente cuando respondió a mis dudas sin que yo las dijera, "Sabes que a Lea le agradará que estés allí," Sonreí caminando hacia el elevador junto a los dos amigos.

Nolan soltó una bocanada de aire por su boca, "Teniendo en cuenta que la última vez que fuimos a la casa de Lamec hiciste el mejor pastel de chocolate del mundo y yo solamente rompí una de las lamparas favoritas de Lea, probablemente estará más feliz de verte a ti que a mi," Oí la risa de Harry mientras sentía su mano buscar la mía, en un intento de entrelazarlas. Inconscientemente me alejé, quitando mi mano de su agarre. Cerré mis ojos con fuerza al arrepentirme de mi acción, no era algo esperable, no estaba para nada acostumbrada a que Harry me tomara la mano. Su mirada permaneció frente a nosotros y una vez que entramos al elevador decidí eliminar el momento de mi cabeza, evitando que la situación se vuelva incomoda, aunque probablemente lo sería tanto para él como para mi, Nolan completamente ajeno a la situación, "¿Deberíamos comprarle un regalo?" Fruncí mi ceño con una sonrisa, "Bueno, quizás luego, ahora deberíamos apresurarnos hacia el hospital," 

Harry no habló. Yo no hablé. Nolan no paraba de hablar, estaba verdaderamente emocionado ante la llegada del hijo de Lea y Lamec. Los ojos de Harry no voltearon a verme ni siquiera una sola vez y me sentí apenada cuando me di cuenta de que no lo hacía por estar cabreado, sino por estar avergonzado. El hospital en el que se encontraban los amigos de Harry no quedaba demasiado lejos de la empresa teniendo en cuenta que era uno de los hospitales más importantes de Chicago encontrándose en la zona más céntrica del lugar. El coche de Harry quedó aparcado en uno de los espacios vacíos de la manzana, a unos largos metros de la entrada principal del hospital, tuve que apresurar mis pasos debido a que ambos muchachos eran mucho más altos que yo y sus piernas parecían moverse a una velocidad única a diferencia de las mías. Según Nolan nos llevaría más tiempo esperar por el elevador que subir por las escaleras, así que antes de que pueda quejarme ya estaba siendo arrastrada por ambos en dirección a la escalera, "¡Aquí están!" Exclamó Max al vernos y sentí que mis piernas explotarían de lo mucho que latían, señal de que debía hacer algo de ejercicio.

Max se encontraba de pie al costado de la larga fila de asientos grises que había contra las paredes blancas en un ancho pasillo, Angela sentada en uno de ellos, con su mano sosteniendo la de Max, mordí el interior de mi mejilla al darme cuenta de que sería imposible eliminar el momento incómodo que había vivido con Harry hace sólo minutos, "Que bueno que has podido venir," La voz de Angela llamó mi atención y sonreí ante sus palabras.

Nolan resopló, "Ahí lo tienen, ahora todos quieren a Maddie," Empujé su brazo delicadamente mordiendo mi labio inferior. El morocho de ojos azules rio devolviendo el sutil golpe, "¿Que saben?"

"Sólo lo que les he dicho a ustedes," Max se encogió de hombros, tomé asiento al lado de Angela y continué escuchando el relato de uno de los mejores amigos de Harry, "Estamos esperando a que nos dejen pasar, o a que aparezca Lamec," Relajé los músculos de todo mi cuerpo cuando observé a Nolan posicionarse a un costado de Max mientras Harry tomaba asiento a mi lado.

La puerta blanca frente a nosotros se abrió sólo unos centímetros, una cara casi tapada por completo, debido a un cubrebocas y una especie de gorro de color azul, apareció por ese angosto espacio, "Ya podrán pasar," Ambos cuerpos que se encontraban a mi lado se incorporaron rápidamente, ansiosos porque llegue el momento del que el medico hablaba.

Respiré hondo y sin pensarlo demasiado busqué la mano de Harry con la mía, entrelazando nuestros dedos. Pude ver y sentir como sus músculos se tensaron, inseguro ante como proceder. Su rostro volteó los milímetros necesarios para buscar mi mirada con sus ojos y pude sentir mi corazón comenzar a latir rápidamente cuando sus labios se elevaron, entregándome una sonrisa y un apretón en la mano.

Chicago [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora