Chicago [H.S]

Capítulo 35

Maddie

Me encontraba en ese punto donde sabía que restaban pocas cosas para arruinar cada vez más mi vida. Era como si ya hubiera oído todas las malas noticias que podría haber oído, como si ya hubiera tomado todas las malas decisiones que podía tomar. Respiré hondo, terminando de secar mi cabello. Creo que el momento en que me alejé del rostro de Tyler, dándome cuenta del error que había cometido, había sido más vergonzoso que la vez que me desmayé frente a toda la clase de secundaria por no haber desayunado. No tenía idea de como iba a volver a observar el rostro de mi mejor amigo nuevamente, "¿Maddie?" Escuché a mi madre del otro lado de la puerta y cerré los ojos sabiendo que ésto también sería incómodo.

Apliqué rápidamente un poco de máscara en mis pestañas y luego un poco de corrector bajo mis ojos, con la esperanza de que sea mágico y haga desaparecer mis ojeras, "Hola," Susurré abriendo la puerta de mi habitación, mi madre sonrió débilmente y señaló las escaleras.

"Te preparé el desayuno, antes de que te vayas," Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, existían dos opciones, o mi madre creía que con un simple desayuno la perdonaría por no haberme dejado despedirme de mi padre o aún faltaba otra mala noticia.

Al entrar a la cocina observé la cantidad de comida que había sobre la mesa y fruncí el ceño, "No hacia falta que hagas todo esto," Señalé con mi dedo índice.

"Toma asiento," Excelente, faltaba una mala noticia, "¿Quieres café?" Asentí lentamente, sabiendo que necesitaría una sobredosis de café para poder sobrevivir éste día.

Por algún motivo sentía que si comía un pequeño pedazo de tortitas, o de tostadas, o hasta un mordisco de un muffin, terminaría vomitando, "Gracias," Susurré cuando mi madre apoyó una taza blanca llena de café frente a mi, "No tengo demasiado tiempo," Sabía que lo tenía, sabía que si llegaba tarde probablemente Harry no me diría nada, es más, me ha dicho que no hacia falta que hoy vaya, sin embargo sabía que aquí dentro me volvería loca.

Mi madre se sentó frente a mi, asintiendo rápidamente, "Me iré a Australia," Mi mano tembló, provocando que la taza se resbale entre mis dedos y caiga fuertemente sobre la mesa, tomé varias servilletas de papel, intentando quitar todo el liquido esparcido encima del cristal y agradeciendo que la taza siga entera.

"¿De qué hablas?" Cuando ya no había más liquido para absorber levanté mi mirada, mi madre observaba la taza entre mis manos, pero sabía que la preocupación que reflejaba su rostro no era por ello, sino por las palabras que iba a tener que soltar ahora.

La observé tragar fuertemente, notando que comenzaba a serle difícil, "Me iré a Australia," Repitió y abrí mi boca, queriendo pedirle más detalles, sin embargo llegaron solos, "Creo que es mi momento para empezar de cero en otro lugar, Maddie," Sentí que mi rostro se desfiguraría teniendo en cuenta todos lo gestos que estaba haciendo, me fue imposible no alzar las cejas, para luego fruncirlas, mientras pestañeaba rápidamente e inclinaba mi rostro.

"¿Que estás diciendo mamá?" Ella cruzó sus brazos encima de la mesa, "No ha pasado ni una semana de la muerte de papá y tú, ¿Crees que es tu momento para empezar de cero en otro lugar?" Me levanté de la silla, observando a mi madre, notando que la única justificación que podía tener era que se estaba volviendo completamente loca debido a la muerte de mi padre, "Debo ir a trabajar, volveremos a hablar de ésto cuando vuelva."

Antes de salir de mi apartamento pude escuchar como resoplaba por lo bajo, como si los papeles se hubieran cambiado, como si yo estaría siendo su madre. Aproveché para ir caminando hacia la empresa de Harry, necesitaba acomodar como sea alguno de los pensamientos que flotaban en mi mente. Definitivamente hoy no era un día feriado para el diablo, "Buen día," Exclamó Nolan cuando entré a la oficina y sólo fruncí el ceño, "O no buen día," Soltó por lo bajo apoyando una pila de papeles en mi escritorio, "Caleb está enfermo, no vendrá por tres días así que su trabajo nos lo repartiremos entre los dos." Sonrió un tanto apenado y asentí lentamente.