"Tengo leucemia", me decía mentalmente. "La leucemia es considerado otro tipo de cáncer", pensaba. "Brenda López Huamán, con apenas 15 años, descubriste que tienes cáncer", me dije, finalmente, mientras estaba sentada en el borde de mi cama mirando a la nada.
—¿Qué? —recuerdo que pregunté cuando mis propios padres me dieron la noticia.
—El doctor dijo que ya... está avanzado y... tendrías que tratarte con quimioterapia —hablaba mi padre mientras mi mamá lloraba desconsoladamente y el alma de ambos se rompía en mil pedazos.
Lo único que atiné a hacer fue a pararme de aquel sofá e irme a mi habitación. Ahí, yo sola, intentaría convencerme a mí misma de mi nueva condición. Sin embargo, en medio de eso, me puse a llorar como nunca antes.
¿Había cometido algún error? ¿Había comido demasiado? ¿O muy poco? Quizás hice mucho ejercicio... quizás comí demasiados embutidos. Hay personas que dicen que los embutidos dan cáncer... ¿O sería culpa de mi abuela materna? Ella murió de leucemia... ¿moriría yo también?
¿Y qué hay de la quimioterapia? Esa cosa cura pero al mismo tiempo te mata lentamente. Se te cae el cabello, las cejas e incluso las pestañas.
Mi cabello...
Mi largo y lacio cabello negro que me llegaba a las caderas...
Ese cabello que varias personas me habían alagado alguna vez y que alguna que otra chica me lo había envidiado. Ese cabello que cuidaba con tanto cariño y que solo dejaba que me corten las puntas en la peluquería...
Ese cabello que se me caería a mechones algún día.
Estaba tan enojada y tan triste. Decepcionada de mi vida, en realidad.
El día anterior estaba jugando voleyball tranquilamente con mis amigas sin saber qué me esperaba.
A los pocos minutos, me di cuenta de que me agobiaba estar entre esas cuatro paredes sola. Me paré y decidí ir a la casa de la única persona que podría ayudarme en ese momento: Emily.
—Brenda, ¿a dónde vas? —me preguntó mi madre, quien aún seguía llorando y al lado de mi padre.
—A casa de Emily —respondí solamente. Salí de casa y cerré la puerta. Fui corriendo a la casa de mi amiga y toqué la puerta.
—Hola, Brendita —me saludó su madre Cinthia, sonriente. Aunque al verme mejor le cambió la cara—. ¿Todo bien?
—¿Emily está en casa? —pregunté solamente.
—Sí. Sí está. Pasa —me dio permiso, entré y subí rápidamente a su habitación.
—¡Hola! —me saludó con un abrazo y un beso en la mejilla, como de costumbre—. ¿Por qué lloraste? —me preguntó preocupada al ver mi rostro.
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AVENTURAS #3
Teen FictionBrenda descubre algo que jamás pensó que le pasaría y no sabrá qué hacer. Mientras tanto, la vida de Mateo no va muy bien... ¿cómo estará la relación entre Mateo y Emily, por cierto? Alonso debe acostumbrarse a su nueva vida con su nueva familia. Af...