MIRADA MALTRATADA

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—¡¿Por qué carajos llegaste tan tarde?! —su grito hizo que sobresaltara

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—¡¿Por qué carajos llegaste tan tarde?! —su grito hizo que sobresaltara.

—Yo... se me pasó la hora —respondí tímidamente mientras volteaba.

—¿Entonces para qué mierda tienes tu celular? —preguntó gruñiendo. Esto no iba a terminar bien... lo sabía. Tragué en seco.

—Olvidé fijarme la hora —susurré.

—Idiota —bajé la mirada—. ¡Y para colmo ni siquiera hiciste lo que te pedí! —estampó su mano contra la mesa e hizo que sobresaltara de nuevo—. Te demoraste 20 minutos, Mateo. ¡20 malditos minutos! —yo mantenía mi mirada fija en el suelo. Creí que si no hacía nada, todo acabaría más rápido.

—Lo siento —susurré de nuevo.

—Ay, sí claro. Y con un "lo siento" todo se arregla —se cruzó de brazos—. Dame tu celular —ordenó. Yo fruncí el ceño.

—No puedes ordenarme eso —le dije.

—Claro que puedo. Soy mayor que tú.

—No eres mi madre, Laura —vi como su expresión facial cambió por completo.

—Dame el puto celular si no quieres que te vaya peor —gruñó. Yo, instintivamente, retrocedí hasta toparme con la puerta.

—No puedes hacer eso, Laura —tenía miedo, pero no lo quería demostrar.

—¡Ya te dije que SÍ puedo! ¡Ahora dámelo! —gritó.

—¡No! —le respondí.

—Bien... —se dirigía a las escaleras—. Entonces romperé otra cosa...

Yo fruncí el ceño sin entender a qué se refería. Podía estar yendo a mi cuarto o al de mi padre...

Sin embargo, mi duda no duró demasiado, ya que Laura asomó su cabeza con una sonrisa que no me agradaba.

En sus manos tenía una de las cosas más preciadas para mí: una foto familiar.

En esa foto salíamos mi padre, mi madre, mi hermano Marco y yo. No recordaba mucho del día en el que esa fotografía fue tomada... creo que habíamos ido de vacaciones a un hotel cerca de la playa.

Yo apenas tenía cinco años y mi hermano tenía seis. Mis padres estaban unidos en matrimonio y los cuatro estábamos felices, sonriendo... como casi siempre.

No tenía una copia de esa foto. Mi padre tampoco.

La apreciaba y guardaba porque, muy dentro de mí, tenía la esperanza de que esa foto se recreara... quizás en el mismo lugar.

Es decir, tenía la esperanza de que mi familia se uniera de nuevo.

Era algo muy secreto para mí. Creo que ni siquiera mi padre sabía que robé esa foto de su habitación. La tenía guardada en uno de mis cuadernos antiguos de la escuela y la veía cuando tenía un mal día...

AVENTURAS #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora