Brenda descubre algo que jamás pensó que le pasaría y no sabrá qué hacer. Mientras tanto, la vida de Mateo no va muy bien... ¿cómo estará la relación entre Mateo y Emily, por cierto?
Alonso debe acostumbrarse a su nueva vida con su nueva familia. Af...
Hello babys!! Espero les esté gustando la novela :3 Esta canción es una obra de arte y es la que escucha Paz en este capítulo. Escúchenla please, sé que está en inglés pero en el cap pondré parte de ella en español <3.
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Julio.
Ya era julio.
Habían pasado prácticamente cuatro meses desde que me enteré que tenía cáncer y desde que inicié las quimioterapias.
Estaba en mi cuarto, alistándome para salir a la cafetería con mis padres, peinándome. Cuando de pronto...
Me quedé con un mechón bastante grande de mi cabello en mi mano.
Recuerdo que lo miré sorprendida y me miré al espejo.
No podía estar pasando tan pronto...
Es decir, sabía que se me caería el cabello pero no me había preparado psicológicamente para eso. Seguí peinándome como si nada pasara y más cabellos se me siguieron cayendo.
—Oh, no... —susurré con el ceño fruncido, mirándome en el espejo de aquel baño—. No ahora —volví a susurrar. Me quedé en silencio por unos segundos, pensando—. Bien. Ni modo... habrá que hacer una despedida.
Podrá sonar muy tonto, pero decidí que era buena idea hacerme un último peinado con mi largo cabello. Pensé por unos momentos en qué peinado podría ser y solo se me ocurrió hacerme una trenza francesa yo sola. Así que empecé a hacerla de lo más tranquila.
Ya estaba a punto de terminarla cuando accidentalmente jalé uno de los tres mechones de la trenza y terminó entre mis dedos. Mi peinado quedó deshecho totalmente.
—Bien. No pienso seguir viendo como te caes a mechones —sí, le hablaba a mi cabello—. Por suerte... —me empiné para llegar al lugar que quería y agarrar lo que en ese momento necesitaba—. Papá tiene una rasuradora —dije cuando ya la tenía en mis manos.
Suspiré mientras la veía fijamente. Miré al espejo y vi reflejo por última vez. Encendí la rasuradora y comenzó a hacer su característico sonido.
—3... 2... 1... —pasé la rasuradora por el medio de mi cabeza mientras cerraba mis ojos con fuerza. Cuando terminé, los abrí—. ¡¿Qué diablos acabo de hacer?! —pregunté escandalizada al verme. La parte rasurada iba desde mi frente hasta mi nuca—. Oh, no, no, no. Debo llamar a Emily —tomé mi celular y marqué su número—. Contesta, contesta —pedía desesperada.
—Hola, Brendita queridita —me saludó alegremente.
—¡Emily! —exclamé—. ¡No tienes ni idea de la locura que acabo de hacer!
—¿De qué hablas?
—¡Voy a ser Brendita queridita peladita! —exclamé con desespero.
—¿Qué? —hizo una pausa—. Espera... ¡¿qué?! —se escandalizó—. ¡¿Te rapaste?!
