TEN CUIDADO

35 6 40
                                    

Era un sábado por la tarde, de la segunda semana de octubre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Era un sábado por la tarde, de la segunda semana de octubre. Me estaba alistando para ir a mi clase de inglés nuevamente.

Las clases era en una universidad bastante grande y bonita a la cual me gustaba ir. La mayoría de mis compañeros eran universitarios y mayores que yo, salvo una chica llamada Lady que a penas tenía un año más que yo.

El idioma inglés siempre me gustó. No había tenido la oportunidad de aprenderlo en España, pero en Perú se me presentó la gran oportunidad. Iba aprendiendo cada día más y eso me encantaba. Además, sabía que me serviría en algún momento de mi vida.

Me quedaba por cuatro horas en clase desde la mañana hasta la tarde. Normalmente me llevaba mi abuelo, pero esa vez recuerdo que no me llevó porque yo decidí irme sola.

No sé porqué, pero a veces me gustaba caminar sola por las calles y ver los paisajes de la ciudad. Habían días en los que todo estaba tranquilo y todo inspiraba tranquilidad. Claro que había días en los que nada podía ir peor y en los que toda la ciudad parecía tener un mal día. 

Nunca faltaba alguna emergencia.

Salí de casa, despidiéndome de mi familia y cerrando la puerta. Me aseguré de llevar mi celular y mis llaves en mi mochila y comencé a caminar.

—Hola, Paz —escuché la voz y volteé, sonriendo.

—Hola —se me acercó.

—¡Adiós, mamá! —grité mientras abría la puerta principal de mi casa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Adiós, mamá! —grité mientras abría la puerta principal de mi casa.

—¡Cuídate, Alonso! —se despidió.

Normalmente nos despedíamos con un beso en la mejilla, pero ya estaba llegando tarde al orfanato para visitar a la señorita Roxana y no quería hacerla esperar. Por eso tampoco pude despedirme de mi papá ni de Daniel.

Salí de casa y cerré la puerta. Al terminar de hacerlo, volteé a ver y me di cuenta de que Paz también salía de su casa. Instantáneamente, sonreí. La saludé y ella me contestó, me acerqué para hacerle algo de compañía y hablar con ella.

AVENTURAS #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora