TERROR

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—¡Yulia! —le llamaba la atención su entrenador: Petrov—

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—¡Yulia! —le llamaba la atención su entrenador: Petrov—. ¡Concéntrate en el música! ¡Tienes menos ritmo que un elefante con depresión! —traté de ocultar mi risa ante esa expresión, pero no tuve mucho éxito.

—¡Cállate, "peruanita"! —me gritó desde la pista—. No te rías de tu superior —"Ya quisieras ser mi superior, oxigenada", pensé.

—Fernanda... —me llamó Petrov. Volteé a verlo—. ¿Por qué no haces un cuádruple Lutz? —preguntó con el afán de humillarme—. Ya que parece que eres experta en patinaje... ¿por qué no lo intentas? —sonrió cínicamente. Yo mantuve mi semblante serio y confiado.

—Claro. No hay problema —me paré y entré a la pista. Petrov puso la canción que yo estaba practicando.

Sonó la melodía y yo empecé a moverme con agilidad y habilidad. Yulia solo me miraba con los brazos cruzados y en una pose que demostraba que tenía el ego más alto que la Torre Eifel. Petrov, mientras tanto, arqueaba una ceja y me miraba con suma atención.

Ya casi llegaba el momento de ese salto y por eso hice una maniobra que a Yulia no le salía nada bien.

Ya casi llegaba el momento de ese salto y por eso hice una maniobra que a Yulia no le salía nada bien

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Por alguna razón, Yulia siempre se caía de cara al intentarlo y quedaba en vergüenza. 

Después de hacer eso, me puse en posición para realizar el dichoso salto a pesar del terrible miedo que tenía dentro de mí. Nunca antes me había salido bien esa maniobra y no tenía idea si me iría bien en ese momento o no.

De verdad quería demostrarles a Yulia y al arrogante de Petrov que yo sí podía y que no merecía que ese par tratara de humillarme.

Como dije, me puse en posición, me impulsé y... 

Volé.

Hice mis cuatro perfectos y bien hechos giros sobre mi propio eje y aterricé cómo debería.

El salto al que me refiero es igual al del video. Literalmente me salió igual de bien que ella.

AVENTURAS #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora