En algún momento había visto que mi padre adoptivo tenía una navaja bien escondida en una caja fuerte. ¿Para qué la tenía? Según él, para defensa... en su anterior casa habían entrado delincuentes a robar y no se pudo defender. Desde ese día compró la dichosa navaja.
Sin embargo, ni Adelaida ni Ernesto nos contaron de esa navaja ni de esa caja fuerte. Yo la descubrí un día en el que ambos salieron, Daniel simplemente estaba en su habitación y yo decidí que era buena idea investigar más a fondo la casa. Fue así como descubrí la caja fuerte, de algún modo pude abrirla y vi lo que había dentro: una navaja y un poco de dinero.
Si Frank tenía una navaja, ¿por qué yo no podría tener una?
En la noche, entré sigilosamente al cuarto de mis padres, saqué la caja fuerte, la abrí y me llevé el arma a mi habitación. Claro que dejé todo como estaba y mis padres ni siquiera me sintieron entrar en mi habitación.
La verdad, debo decir que me sentía como todo un delincuente, robando navajas... pero Frank se lo merecía.
Al día siguiente, para mi suerte, no hubo revisión de mochilas. Si hubiera sido así, estaría muerto y castigado hasta ahora. Esperé a que sea la hora de salida y que Frank entrara justo al baño de chicos más desocupado.
El tipejo se lavaba las manos y yo entré a uno de los cubículos para sacar la navaja de mi mochila y meterla con cuidado en mi bolsillo del pantalón de mi uniforme. Terminé de hacerlo y escuché que Frank ya se iba, pero yo fui más rápido... salí del cubículo y me puse delante de la puerta principal del baño y la cerré, bloqueándole la salida.
—Así que maltratando mujeres, ¿no? —le dije cínicamente.
—¿De qué hablas? —me preguntó el muy...
—Sabes perfectamente de qué hablo. No te hagas el idiota.
—Pues, no. No tengo idea de qué me hablas ni porqué estás enojado conmigo —frunció el ceño—. Yo no te hecho nada.
—A mí no... pero a Paz, sí —gruñí entre dientes. A él le cambió la cara.
—Maldita perra de mierda...
—¡Deja de insultarla de esa forma! —le grité.
—¿Y si yo la quiero llamar así a ti qué te importa?
—Me importa mucho, Frank.
—Claro. Te importa solo porque quieres cogértela —se rió.
—¡Cállate, imbécil! —le grité—. ¡Eso no es verdad!
—¿Qué más se podría esperar de un hijo de puta como tú? —la cara también me cambió. Al instante, recordé a mi madre verdadera, mis orígenes y el pasado de ella.
—Ahora sí te jodiste, mierda —hablé entre dientes y me abalancé sobre él.
Le di unos cuantos golpes en la cara y uno en el abdomen, justo en el mismo lado en que Paz tenía su hematoma. Él logró hacer sangrar mi nariz, pero no me importó... estaba demasiado enojado como para que me importe.
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AVENTURAS #3
Teen FictionBrenda descubre algo que jamás pensó que le pasaría y no sabrá qué hacer. Mientras tanto, la vida de Mateo no va muy bien... ¿cómo estará la relación entre Mateo y Emily, por cierto? Alonso debe acostumbrarse a su nueva vida con su nueva familia. Af...