Niall Horan arrugó la nariz y tanteó en la mesita de luz con su mano, tratando de hallar el maldito despertador. Cuando por fin pudo localizarlo y apagarlo, relajó el cuerpo y comenzó a acariciar la espléndida figura de la mujer que tenía a su lado, la cual ya se estaba despabilando.
Levantó la cabeza levemente y le sonrió al hombre.
-Buen día, mi Duendecillo.
Él le dedicó una hermosa sonrisa y depositó en sus labios carnosos un beso.
-Buen día, bebé.
Katherine soltó un gemidito al estirarse y se incorporó de la cama. Fue hasta su armario y sacó una bata rosada. Mientras se la ponía, Niall la observaba con detenimiento. Alta y de cuerpo atlético, con un esbelto cuello que era cubierto por una cascada de oro, una cascada de oro que ella cuidaba y cepillaba todo los días. Ojos verdes, nariz pequeña, tez tostada, pestañas rubias como su cabello. Era realmente hermosa.
-¿Quieres que prepare el desayuno? –inquirió, acomodándose el cuello de su bata.
-Sería estupendo –respondió Niall con una sonrisa.
Katherine se la devolvió, marchando a la cocina. El joven no podía creer que una mujer como ella hubiera caído en sus manos, porque, a pesar de que era atractivo, no era el estereotipo perfecto de un hombre guapo: rubio, muy menudo, pequeño, de mentón prominente, ojos completamente celestes y de piel demasiado clara. Sí, no era una belleza extraordinaria, pero era atrayente a la mirada, pues en su expresión siempre había un matiz de ternura que podía con todos.
El muchacho se dirigió al vestidor y sacó su clásico traje azul de enfermero. Se lo colocó, se calzó sus zapatillas y bajó a la cocina, donde lo esperaba su novia con una gran taza humeante de café.
-Aquí tiene, doctor Horan –bromeó, entregándole la bebida caliente.
-Por favor, hasta que no me reciba, no –pidió él, sorbiendo.
-Lo harás muy pronto, así que, ¿para qué esperar? –replicó Kat, enroscándose en el cuerpo de su novio.
Niall terminó el café, besó a la hermosa joven, y se marchó a Calmwood, el hospital psiquiátrico más bueno y eficiente de la región. Él trabajaba de enfermero. Es decir, ayudaba a los pacientes si era necesario. Su mayor sueño, al cual se acercaba cada vez más, era ser médico y tratar de igualar a su compañero Brian Olivier.
Cuando llegó, ingresó por la gran puerta de metal y se acercó a la recepción. Una joven no muy alta, de cabello corto y negro, levantó la vista abruptamente.
-Tienes suerte de que Brian no llegó, Niall –murmuró, ceñuda.
-Lo lamento, Mily. Mucho tráfico…
Emily Henderson arqueó una ceja.
-Que yo sepa, al sexo en la mañana no se lo llama “mucho tráfico”.
Niall gestó una sonrisa burlona y no replicó.
-¿Cómo vas con los estudios? –inquirió su amiga, ahora en un tono de voz más agradable.
La sonrisa del rubio se ensanchó.
-Genial… Pronto llegará el día en que me sacaré este uniforme de enfermero y me pondré mi bata blanca…
Emily soltó una risita.
-Estoy segura de que ya debes tenerla guardada y planchada, lista para usar.
Niall se echó a reír y asintió. No dejaba de sonreír, y, a pesar de que era normal que el rubio estuviera alegre e hiperactivo, le extrañaba un tanto a Emily.
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Frontera mental [Ziall] (Oficial)
FanfictionUna persona persistente, gentil, alegre, feliz y sana era Niall Horan. Trabajaba como enfermero en el hospital psiquiátrico "Calmwood", aunque su mayor sueño era recibirse de médico, como lo era su fiel amigo y compañero Brian Olivier. Niall llevaba...