CAPÍTULO 24: Sueño

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Los meses siguientes fueron muy turbios y con cada día que pasaba, la situación entre Katherine y Niall empeoraba. Las alucinaciones de la primera eran demasiado frecuentes y dolorosas; es más, por poco no la internaron en Calmwood por un intento de acuchillar con una navaja a Zayn. La cordura del segundo también iba decayendo con el contar de los minutos. La obsesión crecía en su pecho como una bestia feroz. Ver al moreno se convirtió fácilmente en una necesidad vital, tal vez más que la de comer. Ambos estaban locos de atar.

Zayn, por su parte, había mejorado su comportamiento de manera notable y efectiva. Ya no se deprimía ni se enojaba tan sencillamente. Se había convertido en una persona gentil, agradable y educada. Tan sólo le quedaba una última prueba que pasar: estar encerrado en una habitación con sólo una botella de alcohol y un encendedor. Aún no lo lograba; siempre terminaba observando la llama del mechero con adoración. Sin embargo, estaba cerca, muy cerca para curarse...

Kat y Niall se encontraban desayunando en la cocina, sumidos en un silencio tan frágil que un solo suspiro podría destruirlo. Él sorbía su café serio, como siempre (al menos, esos últimos meses, era algo rutinario). Ella golpeaba incesantemente sus dedos contra la mesa, irritándolo.

-¿Puedes parar? –preguntó de mal modo.

-¿Quieres salir? –preguntó a su vez ella, ignorándolo- Tal vez al cine, o al parque...

-No –contestó Niall, cortante, frío...

-¿Por qué no puedes responderme de buena manera?

-No te respondí mal.

-Ah no, claro que no –se mofó Kat con sarcasmo.

-Me aburre que siempre tengamos la misma conversación, Katherine: que yo cambié, que te trato mal, que no te merezco... Se te acabó la originalidad, dulzura.

La joven tembló de rabia, mordiéndose con tanta fuerza los labios que estos no tardaron en sangrar.

-¡Ya me tienes harta, Niall! ¡HARTA! ¡Es despreciable la manera en que me tratas! Eres otra persona completamente distinta al Duende que yo conocía. ¡Ni siquiera debes amarme!

Auch, dolió decir eso...

-No, tienes razón. Ya no te amo.

...pero eso fue mucho peor...

Los ojos de Katherine se pusieron blancos, sin vida, vacíos.

-¿C-cómo?

-Quiero cancelar la boda, Katherine.

Esas palabras fueron como si le inyectaran un veneno amargo justo en el corazón. El ruido de los cubiertos sobre la porcelana la inquietaba, la volvía más loca. Él seguía desayunando, engullendo sus tostadas como si nada.

-No puedes hacerme esto –dijo con un hilo de voz, negando.

Niall dio un último sorbo y la miró fijo.

-Sabes que los dos estamos enfermos; que no nos amamos; que seríamos infelices si nos casáramos. ¿Para qué seguir con todo esto? Dime una sola razón.

Katherine se sintió mareada, aturdida. Se acarició un mechón de cabello rubio con las manos temblorosas. Estoy loca, pensaba, mordiéndose los labios y cerrando los ojos.

-Vete –susurró.

Niall ni lo dudó. Se limpió la comisura de la boca con una servilleta y se puso de pie. Se acomodó el cabello delante de un espejo pequeño y marchó, sin siquiera murmurar un último adiós.

Katherine se fue inclinando sobre la silla hasta terminar tirada en el piso, hecha un ovillo, humedeciendo toda cosa que sus lágrimas tocaban.

-Te amo –balbuceó, escondiendo la cabeza en sus manos-. Te amo... Te amo...

Frontera mental [Ziall] (Oficial)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora