01.

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- Te voy a extrañar pelotuda. —me dijo mi hermano abrazándome una vez más.

- Tendrás que venir a visitarme.

- Sabes que vendré para ver si el Ribba te trata bien o si tengo que meterle dos piñas. —nos reímos a la vez.

Si tan solo supieras lo bien que me trata el rubio.

- Ay hija, no sé como ha pasado tan rápido el tiempo. —dijo mi madre a punto de llorar.

Rápido no ha pasado, al menos no para mí.

- Nos veremos pronto ma', te lo prometo. —le dije dándole un abrazo.

- ¡Buenos días! —dijeron mis amigas desde el marco de la puerta.

- ¡Hola! — las saludó mi madre — ¿Ya están listas wachas?

- Sí. —dijeron las dos a la vez.

- ¡Juan tenés que llevar a las niñas! —gritó mi madre.

Mi padre salió de la cocina y las saludó. Agarró mis maletas y las llevó a su coche.

Metió también las de mis amigas y luego nos montamos todos.

Durante el camino escuchamos música y hablamos sobre cosas irrelevantes como solemos hacer siempre.

Llegamos al campus de la Universidad de Buenos Aires y mi padre me acompañó hasta nuestra habitación.

- Supongo que tengo que irme. —me dijo un poco triste.

- Sí... —me acerqué para abrazarlo.

- Cuídate Paloma y no hagas nada malo.

- Te lo prometo. —solté una risita.

- Ese chico... Daniel. ¿Estará aquí con vos? —preguntó serio.

- Eeee sí, pero no en ésta habitación. —nos reímos a la vez.

- Eso espero. Nada de besos. —me dijo divertido.

- Claro que no papá. —le dije sonriente.

Mi padre se fue y finalmente me quedé con mis amigas a solas.

- Qué ganas de conocer a los profesores. Espero que sean buena onda. —dijo Marta mientras ordenaba la ropa en su armario.

- Algún hijo de puta seguro que nos encontramos éste año también. —dijo Yovanna.

- Ecko ya me está mandando mensajes. Re tóxico. —dijo Marta sacando su teléfono de su bolsillo para escribirle de vuelta.

- Yo le dije a Cami que nos veremos todos los fines de semana para que se quedara tranquilo. —dijo Yovanna.

- Entonces supongo que yo soy la única que tendrá a su novio con ella. —dije yo soltando una risita.

- Sí, que suerte. ¿Cómo van las cosas con Dani? —preguntó Marta.

- Sí boluda, nunca nos cuentas nada. —dijo Yovanna.

- Bien, estamos mejor que nunca.

- Más detalles, no seas perra. —dijo Yovanna y Marta soltó una risita.

- Es un pibe muy bueno, siempre me trata bien, me busca para salir juntos, me contesta los mensajes a tiempo.

- ¿Y el sexo qué tal? —preguntó Marta.

- Muy bien, lo hace todo bien. —nos reímos a la vez.

- Me alegro por vos boluda. Te mereces ser feliz después de toda la mierda que pasó éste último año. —dijo Yovanna.

- Sí, éste año quiero pasarla bien y olvidarme de todo.

- ¿Eso significa que ya olvidaste a ese pelotudo? —preguntó Marta.

- Ay amiga, podrías haber sido un poco menos directa. —dijo Yovanna al ver que no respondía.

- Sí, sí que lo olvidé. Ya me da igual ese bastardo.

Mis amigas me miraron sorprendidas y empezaron a aplaudir como locas.

- ¡Esa es mi amiga! —gritó Marta.

- ¡Volviste wacha! —dijo Yovanna.

Cuando me di la vuelta vi que Dani estaba mirando la escena sonriente desde la puerta.

- Saluda puto. —dijo Yovanna.

- Eso pelotudo, nos vas a matar de un susto. —dijo Marta.

- Perdón, es que me quedé colgado viendo a mi novia.

- ¡Awwww! —exclamaron las dos a la vez.

- Chamuyero. —me acerqué para darle un beso.

- Acá no. —dijo Yovanna haciendo un gesto de asco y Marta soltó una risita.

- Es también mi cuarto y si quiero hasta le como la poronga ahora mismo. —les dije y nos reímos las tres a la vez.

- Eso luego, ahora quería llevarte a comer. —dijo Dani sacándome la lengua.

¿Ya les dije que es demasiado lindo?

















Subo uno más y a dormir JEJE. :)

𝑷𝒂𝒍𝒐𝒎𝒂 𝑰𝑰; 𝑻𝒓𝒖𝒆𝒏𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora