04.

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- ¡Buenos días! Como ya saben desde hoy van a empezar su carrera como estudiantes de la Universidad de Buenos Aires. —dijo el profesor que estaba al lado de Mateo.

No podía prestarle atención porque sentía la mirada de Mateo sobre mí, intimidándome como solía hacerlo hace unos meses.

Se había teñido y estaba aún más fachero si es que eso era posible.

- Yo soy el profesor Fernández y mi compañero... —hizo una pausa para que Mateo se presentara, pero éste estaba demasiado distraído mirándome así que tardó más de lo normal.

- Palacios. Mateo Palacios. —dijo con una sonrisa un tanto forzada. — Seré su profesor de bioquímica y biomecánica éste año.

Era inevitable no darme cuenta de que a mi alrededor todas las minas estaban casi babeando y probablemente ya estaban mojadas.

No las culpo, lo mismo me pasó a mí hace unos meses. Es casi inevitable no tener pensamientos sucios al verlo.

Su mirada penetrante, sus labios carnosos, sus facciones perfectamente talladas y su cuerpo esculpido por los dioses griegos hacían que Mateo fuera irresistible.

Mi mirada voló directamente a su mano para comprobar lo que ya me imaginaba.

Y sí, aún llevaba puesto su anillo de casado, dejando más que claro que seguía con su mujer.

¿Ella se habrá enterado de lo que pasó hace unos meses entre nosotros?

La información se había hecho viral al menos en la antigua escuela a la que iba, así que me resulta bastante extraño que no supiera nada.

Y si lo sabe, ¿por qué sigue con él? ¿Quién en su sano juicio perdonaría algo así?

Yo desde luego no podría hacerlo, aunque esto no tendría tampoco mucho sentido porque a mí me hubiera gustado tener algo más con Mateo.

Pero eso no quita que él sea un infiel de mierda y que si ha sido capaz de hacerle eso a su mujer podría habérmelo hecho a mí también.

La única razón por la cual podría dejar pasar éste aspecto es el hecho de que el pibe sea un follador nivel elite.

Me reí por lo bajo al recordar la parte de Anuel y conseguí que Mateo volviera a mirarme de nuevo.

Ya Paloma, basta.

Dani me miró confundido y yo me limité a sonreír como una boba para disimular el hecho de que Mateo volvía a provocar todo eso en mí.

Me acerqué a él y le di un beso corto. Al separarme noté que Mateo nos miraba de brazos cruzados y con una ceja levantada.

Por pelotudo.

Las minas que estaban sentadas atrás de nosotros seguían susurrando cosas y decidí tomarme el tiempo de escucharlas para distraerme un poco.

"- ¡Qué bueno está!

- Sí boluda, me mata con solamente mirarme.

- Pero está casado, mira su mano.

- Ay, ni que fuera a cogérmelo.

- Tener pensamientos sucios también es pecado. "

Soltaron una risita las dos y me di la vuelta para mirarlas como una desquiciada, haciendo que sus caras se pusieran serias de repente.

Taradas.

- Ay amiga, como si no pensaras lo mismo. —me dijo una de ella acercándose a mí para que no se escuchara.

Decidí ignorarlas y en ese momento Mateo habló.

- Bueno, ya se pueden ir. —dijo mirando la hora.

- Yo no quiero irme aún profe. —dijo una de las pelotudas que estaban sentadas atrás.

Todo el mundo se quedó en silencio y Mateo volvió a hablar porque definitivamente no le convenía dar a entender nada después de lo que pasó entre nosotros dos.

- Nos vemos luego, espero que estén preparados. —soltó una risita nerviosa.

El que debería estar preparado sos vos.












Holis amores de mi life.

Al rato subo otro. :)

𝑷𝒂𝒍𝒐𝒎𝒂 𝑰𝑰; 𝑻𝒓𝒖𝒆𝒏𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora