15.

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NARRA MATEO

Tuve que traer también a mi mujer conmigo porque mi padre me dijo que no la dejara sola.

Ahora se fue al hotel para descansar un poco y mientras tanto llegó Camilo. El señor Olivera y él se conocían desde hace tiempo, así que no sospechó nada.

Me da un poco de envidia ver lo feliz que está con Yovanna, pero a la vez estoy feliz por él.

- No soporto verla con el otro. —le dije a Camilo.

- Pues lo hubieras pensado antes de tratarla como una mierda gil. —me dijo mi amigo serio.

- Sos un careta Mateo, así que ahora te aguantas. —dijo Yovanna.

- Cállate tarada.

- ¿Te molesta la realidad o qué? Bueno, me voy a ver como está Marta. Nos vemos luego bebé. —le dijo a Cami.

- Te amo. —le dijo éste y lo miré con una mueca de asco.

- Yo más papacito. —se fue alejando de nosotros.

Miré de nuevo al sitio donde estaba Paloma y el otro asqueroso de mierda.

Vi que le estaba bailando y me entraron ganas de meterle tres piñas para que le quitara las manos de encima.

- Cálmate nene. —me dijo Camilo al ver mi cara de orto.

- Ha tomado demasiado, mira las botellas que tiene al lado.

- Déjala que disfrute.

- ¿Y si le pasa algo? No, debería ir y llevármela al hotel.

- ¿Para qué Mateo? —dijo Camilo soltando una risita.

- Pues para que descanse, ¿para qué va a ser?

- Con lo pajero que sos a saber.

- Ay, cállate pelotudo. Ni que fuera a aprovecharme de ella en estas condiciones.

- Te estás enganchando demasiado Matein.

- Ya lo sé, pero no puedo ocultar más lo que siento.

- Pero si ya te dijo que no te...

- Que no me quiere, lo sé. Me voy, no aguanto ver más ésta escena. —le dije y negó con la cabeza varias veces.

- No la cagues al menos. —me dijo antes de que me fuera.

Caminé hacia donde estaba y nuestras miradas se conectaron por unos segundos.

Paloma paró lo que estaba haciendo y Alex a.k.a 'cara de pinga' me miró  apenado.

- ¡Buenas profe! Lo sentimos mucho por... —empezó a decir él.

- No vengo a hablar sobre eso.

- ¿Entonces sobre qué quieres hablar gil? —me preguntó Paloma y Alex la miró sorprendido.

- Cállate. — le susurró — Perdón, creo que ha tomado demasiado.

- Yo también lo creo, así que si me disculpas la voy a llevar a su cuarto.

- La llevo yo si quiere, no tiene porque molestarse señor. —dijo Alex.

- No, la voy a llevar yo. No entiendo porque dejaste que tomara tanto. —le dije serio.

- Perdón, es que...

- Vámonos Paloma.

- No quiero, quiero quedarme aquí para divertirme. —me dijo ella arrastrando las palabras.

La agarré del brazo con cuidado y empezó a quejarse, pero no se le entendía absolutamente nada.

Empezamos a caminar y al alejarnos de la gente empezó a reírse.

- ¿Qué te pasa tarada?

- Te odio. —soltó una risa aún más fuerte.

- ¿Y eso te hace gracia?

- Ni te imaginas.

La tomé en mis brazos y la llevé al ascensor. Subimos hasta la planta de arriba y ella puso su cabeza en pecho mientras la cargaba.

- ¿Cuál es tu cuarto? —pregunté.

- ¿Qué cuarto? —preguntó ella divertida.

- El tuyo Paloma, ¿cuál va a ser?

- Ese. —señaló la habitación 22.

- ¿Y la llave?

- ¿Para qué Mateo?

- Para entrar. —nos reímos a la vez como dos locos.

Finalmente encontró la llave y nada más al entrar me empujó contra la pared y pegó su cuerpo al mío.

- Cárgame de nuevo por favor. —me susurró mirándome a los ojos.

No Mateo, cálmate.

- Tenés que dormir Paloma, vamos a la cama.

- Sí vamos, pero ahora quiero que me cargues.

Finalmente puse mis manos en su cintura y la subí para que me rodeara el torso con sus piernas.

- Te extrañé mucho. —me susurró cerca del oído.

- No vamos a...

- Déjame hablar por favor.

Puso sus manos alrededor de mi cuello y se mordió el labio mientras me miraba a los ojos.

Y entonces empezó a soltar todo lo que llevaba guardando adentro desde hace meses.

- Te necesito Mateo. Necesito sentir tus manos apretando mi cuello de nuevo.

Qué me agarres fuerte del cabello mientras me penetras la boca y me miras a los ojos.

Que me metas la pija hasta el fondo de la garganta ahogándome con ella.

Que me digas palabras sucias al oído mientras me coges duro.

Que grite tu nombre cuando me corra.

- Paloma, por favor. —solté un jadeo al sentir como mi pija se volvía a poner dura de nuevo.

- Por favor papi, haceme tuya de nuevo.

Llevé mis manos a su culo y le di una palmada fuerte logrando que soltara un grito de placer.

- Te voy a romper toda bebé.

- ¡¿Qué carajo estás haciendo con ésta perra de nuevo?! —gritó alguien desde la puerta.

Y sí, era mi mujer.



















ATENCIÓN.

Si éste capítulo y el otro llegan a 70 votos hasta mañana por la noche voy a subir 2 capítulos que van a ser NOPOR. (2 o 3, no sé)

LO MÁS GUARRO QUE HAYA ESCRITO EN MI VIDA JEJE.

BESOS ❤

𝑷𝒂𝒍𝒐𝒎𝒂 𝑰𝑰; 𝑻𝒓𝒖𝒆𝒏𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora