10. (2/5)

5.8K 234 112
                                    

- ¡¿Éste pelotudo que hace aquí?! —preguntó mirando a Mateo con ganas de pegarle.

- Lo mismo te puedo preguntar Ribba. —le dijo acercándose a él.

Y tenía razón, los pibes no podían estar en la habitación de las mujeres.

- Vamos a calmanos por favor. —les dije intentando apartarlos.

No es que sea muy enana, pero literalmente no pude separarlos ni siquiera unos centímetros.

- ¿Viniste a defender a tu perrita favorita? —le preguntó Dani y Mateo le metió un puñetazo en toda la jeta.

- ¡Basta! —grité fuerte.

- ¡No te voy a permitir que le hables así! —gritó Mateo.

Dani se incorporó y le devolvió el golpe que había recibido hace unos segundos.

Se acercó a mí y me dio una bofetada logrando que se me saltaran unas lágrimas.

- ¡Sos una puta Paloma!

Mateo le metió otro puñetazo aún más fuerte y se cayó al suelo.

Esto no podría ser más surrealista.

- Deja de defender a ésta puta, ya sabemos que quieres cogértela, pero al menos disimula.

- Lo que haya pasado o pase entre Paloma y yo no es problema tuyo gil.

- Esto no se va a quedar así. —dijo el rubio.

Agarró sus cosas para irse, pero antes de hacerlo volvió a abrir la boca.

- Si lo hice una vez, puedo volver a hacerlo de nuevo hijos de puta.

¿Cómo?

Entonces Mateo lo agarró fuerte del cuello y éste soltó un grito ahogado.

- Lo mejor que puedes hacer es quedarte callado.

- ¿S-Si no q-qué? —le preguntó éste mientras Mateo seguía apretándole el cuello.

- Me encargaré personalmente de que en tu puta vida vuelvas a pisar una universidad.

- No puedes hacerme nada Palacios. —le dijo después de soltarlo.

- A vos no te importará, pero a tu papás seguro que no les haría gracia quedarse sin empleo, ¿no?

- No sé a que te referís gil.

Y yo tampoco sinceramente.

- Mi padre es el dueño de la compañía Kimberly Clark, ¿te suena?

Dani se quedó en silencio. Por lo que le dio a entender sus padres trabajan para el papá de Mateo.

- ¿Entendiste o no? —le preguntó acercándose de nuevo a él.

- Ésta vez ganaste Palacios, pero para la próxima ya veremos.

- Una sola palabra y se quedan sin empleo.

El rubio soltó una risita nerviosa, asintió y salió dando un portazo.

Me senté en la cama, habían pasado demasiadas cosas en tan poco tiempo.

- ¿Estás bien beba?

Mateo se acercó a mí y se sentó a mi lado. Llevó una mano a mi mejilla y empezó a acariciarla.

- ¿Dani es el qué lo difundió, no? —le pregunté aunque me quedaba bastante claro.

- Sí.

- ¿Lo sabías? —le pregunté al ver la seguridad con la que había respondido.

- Sí.

- ¿Y por qué no me contaste nada si se puede saber?

- Tampoco es que me hayas dejado hablar Paloma. —me dijo éste soltando una risita.

- Pues también puede ser. —le dije mordiéndome el labio a causa de los nervios.

- Tampoco podía hacer nada en ese momento. La noticia se hizo viral en poco tiempo y yo me enteré hace unas semanas de que fue él.

- Lo entiendo, pero deberías irte porque alguien nos puede ver.

- Me chupa un huevo.

- Pues a mí no. —le dije seria.

- ¿Me odias Paloma?

Me quedé en silencio para pensar mejor lo que iba a decirle.

- No te odio, pero tampoco quiero volver a lo que eramos antes.

- Creo que fue suficiente con lo que pasó hace una hora. —me dijo soltando una risita.

No Mateo, esto solo acaba de empezar.

𝑷𝒂𝒍𝒐𝒎𝒂 𝑰𝑰; 𝑻𝒓𝒖𝒆𝒏𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora