Estoy en la casa de Mateo, preparando el agua para los mates. Teo sigue durmiendo porque fue una noche larga la de ayer.
Anoche Nicole le dijo lo del embarazo, quitándole un peso de encima, y después la ayudé para que hiciera sus maletas.
Se va de viaje con su mamá y cuando vuelva se va a mudar con Ivo, el papá de su bebé.
Teo entró a la cocina y me abrazó por detrás hundiendo su cabeza en mi cuello.
- Buenos días profe. -le sonriente.
- Buenos días hermosa.
Me dio un pico y luego nos sentamos para tomarnos los mates.
- Gordo.
- Decime.
- No he estudiado nada para el examen. -le dije soltando una risita.
- Da igual, escribe lo que sea que luego arreglamos en privado. -me dijo con una sonrisa traviesa.
- ¿Se está aprovechando de la inocencia de su alumna? -me mordí el labio.
- Me resulta imposible no hacerlo señorita Ferrari. -nos reímos a la vez.
Al llegar a la universidad nos despedimos con un beso y me dirigí al aula en el que se iba a llevar a cabo el examen.
Dani me miró con una sonrisa maliciosa, pero decidí no prestarle atención.
La gente estaba murmurando cosas y con cada segundo que iba pasando me ponía aún más nerviosa.
Necesitaba que Mateo llegara porque sentía que la gente se había enterado de nuevo de lo que él y yo tenemos.
Y siento que el culpable de todo esto es Ribba, pero no entiendo como alguien puede estar tan loco para hacer algo así de nuevo.
Mateo entró y nos saludó sonriente como siempre solía hacer. Empezó a repartir los exámenes y al llegar al mío vi que tenía un corazón dibujado en la parte superior.
Qué lindo es el hijo de puta.
La gente empezó a escribir y yo me dediqué a poner cualquier cosa para que pareciera que estaba haciendo algo.
Sentía la mirada de todos clavada en mí continuamente y no me podía concentrar para escribir nada coherente.
Dani se acercó para entregarle el examen a Mateo y hablaron algo, pero no pude escuchar de que se trataba.
Por la cara de Mateo me doy cuenta de que no le agradó mucho lo que sea que Ribba le haya dicho.
Tenía la mandíbula tensa mientras que el rubio no paraba de sonreír como un estúpido.
Nuestras miradas se cruzaron por unos segundos, pero aparté la mía al instante para que nadie se diera cuenta.
Le llevé mi examen y la gente empezó a susurrar cosas de nuevo. Mateo no dijo nada hasta que el examen se acabó.
- Voy a tener los resultados la semana que viene, pero antes de que se vayan tengo que decirles algo.
Mis compañeros se sentaron de vuelta, esperando lo que Mateo tenía que decir.
- Ésta mañana me enteré de que alguien ha estado difundiendo que una de mis alumnas y yo tenemos algo más que una relación profesor-alumna. ¿Es verdad eso?
- ¡Sí! -dijeron todos a la vez.
- A mí no me gusta que se metan en mi vida privada y creo que a ustedes tampoco les gustaría que yo lo hiciera, ¿no?
- ¡No! -exclamaron de nuevo.
- Entonces voy a dejar las cosas claras. Sí, es verdad lo que se está diciendo por ahí.
- ¡Ooooh! -gritaron todos.
- La señorita Ferrari y yo tenemos una relación desde hace tiempo.
No podía creeme lo que estaba haciendo, pero en el fondo sé que es lo correcto.
- Somos personas adultas y podemos hacer lo que queramos con nuestra vida privada. Al fin y al cabo uno no elige de quien se tiene que enamorar o no.
La gente me miró por unos segundos, luego volvieron a mirar a Mateo y empezaron a aplaudir.
Dani estaba más rojo que un tomate y eso me hacía mucha gracia.
- Bueno, con todo eso dicho se pueden ir. -dijo Mateo y la gente se levantó para irse.
Dani fue el último en salir y no sin antes mirarnos con cara de orto.
Mateo se acercó a mí y puso sus manos alrededor de mi cintura para darme un beso.
- ¿Por qué hiciste eso?
- Porque te quiero boba.
- Te quiero mucho más. -le di un pico.
- Nos vemos luego señorita, no falte a clases porque será castigada. -me dijo con una sonrisa traviesa.
- No me tiente señor Palacios.
Se viene el final aoaooaoaoaoa.
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𝑷𝒂𝒍𝒐𝒎𝒂 𝑰𝑰; 𝑻𝒓𝒖𝒆𝒏𝒐
Novela JuvenilDonde Paloma vuelve a encontrarse con su ex profesor de matemáticas en la universidad.