06.

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- Paloma decile que no. —me dijo Dani retándome con la mirada.

No sé que hacer en éste momento. Una parte de mí quiere decirle que no para no complicar más las cosas y la otra quiere quedarse para dejarle las cosas bien claras.

- ¿No ves que quiere quedarse Ribba? —le dijo Mateo al ver que no reaccionaba.

Dani me atravesó con la mirada por unos segundos y finalmente decidí hablar, aunque no sabía si estaba haciendo lo correcto.

- Tenes cinco minutos. —le dije mirándolo a los ojos.

- Gracias. —suspiró y se alejó un poco de Dani.

- ¿Cómo que cinco minutos Paloma? ¿En serio te vas a quedar con él después de todo? —me preguntó casi gritando.

- Cerra el orto Ribba, nos puede escuchar alguien. —le dijo Mateo mirándole fijamente.

- Solamente vamos a hablar Dani, no tenes porque preocuparte. —le dije seria y Mateo esbozó una sonrisa.

- Te espero en mi cuarto después. —me dijo y se dio la vuelta para irse.

Llegó a la puerta y salió dando un portazo.

- No creo que le sentó muy bien. —dijo Mateo sarcásticamente y le eché una mirada asesina. —Perdón.

- ¿De qué quieres hablar hijo de puta? —le pregunté sonriente.

- Háblame bien Paloma. —me dijo serio.

- Te hablo como se me cante pelotudo. Ahora sí, habla.

- ¿Desde cuando sos tan insoportable?

- Desde que un hijo de puta jugó con mis sentimientos y luego se fue sin decirme nada. —le dije con una sonrisa fingida.

- No fue así, creéme que esa nunca fue mi intención. —me dijo mirándome a los ojos.

- ¿Ah no? ¿Entonces cuál fue si se puede saber gil? —solté una risita nerviosa.

Mis ganas de meterle una piña aumentaban cada vez más y Mateo no hacía más que empeorar las cosas cada vez que abría la boca.

- ¿Podes dejar de insularme y dejar que te explique?

- Habla pues.

Me senté en su escritorio y lo miré atentamente para no perderme ningún detalle.

- Tenés razón, he sido un hijo de puta.

- Vas bien por ahora.

- Pero no me quedaba de otra Paloma. Fue por el bien de los dos.

- ¿Por el bien de los dos? No seas hipócrita Palacios. Por tu bien mejor dicho.

- Si me quedaba probablemente tus padres me iban a denunciar y a vos te iban a expulsar. ¿Eso es lo que querías que pasara?

Me quedé en silencio porque algo de razón sí que tenía, pero no hizo bien las cosas.

- Yo no podría seguir dando clases y vos hubieses perdido un año en vano.

- ¿Y no podrías simplemente decirme así las cosas en vez de irte como un cobarde?

- Reconozco que no actúe bien, pero no sabía que hacer en ese momento. Además podría haber perdido a mi mujer.

- Como si te importara gil. —me reí.

- Sí me importa, otra cosa es que no lo entiendas.

- Le pusiste los cuernos conmigo cinco meses, ¿qué se supone que debería entender?

- Veo que sigues dolida, ¿o no es así Paloma?

- ¿Por qué debería estar dolida? —me reí en su cara.

- Por lo que te dije la última vez que nos vimos.

En ese momento no aguanté más y le metí una piña con todas mis fuerzas.

Es cierto que me dolió, pero ya lo superé y no voy a permitir que juegue conmigo de ésta manera.

- ¿No te lo esperabas hijo de puta? —le dije soltando una risita.

- Me la vas a pagar Paloma. —me dijo acercándose a mí, pero lo empujé antes de que hiciera nada.

Ésta vez la que quiere jugar soy yo.



















Holis.

El próximo va a ser 'un poco' porno, lo aviso desde ahora.

Voten 🍆🍆🍆🍆🍆

𝑷𝒂𝒍𝒐𝒎𝒂 𝑰𝑰; 𝑻𝒓𝒖𝒆𝒏𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora