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- Tengo que irme. —le dije a Alex.

- Quédate un ratito más, no seas mala. —me dijo haciendo puchero.

- Es que tengo la reunión esa. —le dije y nos reímos de nuevo por la cagada que me mandé.

- Quien fuera el profesor que se siente a tu lado. —me dijo con una sonrisa traviesa.

Pues con la suerte que tengo seguramente Palacios, ¿por?

- Nos vemos más tarde. —le dije antes de salir por la puerta.

- ¡Aquí te espero!

No ha estado nada mal. Bueno, no se parece en nada a Mateo, pero ha estado bien.

Miré el reloj de nuevo y vi que ya había tardado unos diez minutos así que aceleré mis pasos.

Llegué a la sala que el señor Olivera me había mencionado y toqué a la puerta.

Entré y todos me miraron a la vez, poniéndome nerviosa de alguna manera.

- Buenas, lo siento mucho por la tardanza. —les dije apenada.

- No pasa nada señorita, siéntase. —me dijo la señora Sánchez.

Y como no, el único sitio libre era el que estaba al lado de Mateo. No me quedó de otra así que me acerqué y finalmente me senté.

- Hemos pensado en hacer una actividad que consista en un concurso de talentos.

Qué original.

- ¿Qué le parece señorita? —preguntó el señor Olivera.

- Por mí bien. Me parece genial que la gente pueda manifestar sus pasiones en frente de los demás. —dije con una sonrisa maliciosa por el doble sentido.

Mateo lo captó al instante y soltó una risita por lo bajo.

- ¿Podías encargarte de hacer un póster gigante? Tenemos que pensar también en un nombre atractivo. —dijo la señorita Hills que me daba la impresión de que me odiaba profundamente.

- Claro, yo me encargo de la edición. —dije sonriente.

Los profesores empezaron a hablar entre ellos y yo me perdí porque realmente me importaba una mierda.

Agarré un papel y decidí escribirle  algo a Mateo para entretenerme.

Hola.

Se lo eché para su lado y lo miró por unos segundos. Finalmente agarró un bolígrafo y escribió algo.

Hola. ¿Cómo estás?

Bien, me aburro.

Yo también. ¿Por qué tardaste?

Porque estaba ocupada.

¿Haciendo qué?

Me ponía demasiado que fuera tan posesivo, pero quería estar al mando de nuevo.

Chupándole la pija a otro ;)

Miré su cara y vi como su mandíbula se tensaba al leer lo que había escrito.

Bueno. Espero que lo hayas disfrutado.

Ni te imaginas cuanto.

¿Algo más?

Nada papi.

Suspiró profundamente y me mordí el labio al sentir su mano deslizándose por mi pierna.

Subió lentamente hasta llegar a mi feminidad y acariciarla por encima con sus dedos.

Le quité la mano al instante y me miró con cara de orto.

No iba a dejar que él tomara el control porque no me daba la gana. Lo tenía como quería.

Llevé mi mano a su miembro y lo apreté con firmeza mirándolo a los ojos.

Agarró el papel y escribió algo rápidamente.

Para.

No quiero bebé.

No te aguanto.

Te encanta y lo sabes.

A los pocos segundos ya estaba dura, pidiendo a gritos que la acariciara. Pero no lo iba a hacer, quería jugar un poco más con él.

¿Ya está dura profe?

Hija de puta.

- Y con todo eso dicho creo que podemos dar por acabada la reunión. —dijo el señor Olivera.

Asentí aunque no me había enterado de nada y todos los profesores empezaron a recoger sus cosas.

Hice como que se me caía un bolígrafo y me agaché en frente de Mateo dándole una perfecta vista de mi lencería de encaje.

- Yo cierro, no te preocupes. —le dijo Mateo a la señora Sánchez.

Se despidió de todos y yo me dirigí también a la puerta, pero me agarró del brazo.

- No te vas a ninguna parte.

- Pues a mí me parece que sí profe. —le dije sarcásticamente.

- No me puedes dejar así de nuevo. —me dijo señalando su pija que estaba a nada de salirse de sus pantalones.

- Sí puedo hijo de puta. —le dije sonriente y me di la vuelta de nuevo.

Ésta vez me agarró de la remera dándome la vuelta y pegando nuestros cuerpos completamente.

Mi respiración se aceleró al sentir como bajaba sus manos a mi culo y le daba un apretón fuerte.

- Tengo que irme.

- ¿Cuánto más vas a seguir fingiendo que no deseas esto tanto como yo? —me preguntó mirándome a los ojos.

- Las veces que haga falta, ya te dije que no quiero volver a lo de antes.

- ¿Y si te dijera algo que podría cambiar tu perspectiva de ver las cosas? —me susurró cerca del oído.

- ¿Cómo qué? —le pregunté aún firme.

- Como que te quiero pelotuda.

















Fin del maratón. Mucho relleno, pero X.

Voten si les ha gustado. ❤

Si veo que tiene mucho apoyo puede que haga maratones más a menudo.

Gracias por todo, son lxs mejores.

𝑷𝒂𝒍𝒐𝒎𝒂 𝑰𝑰; 𝑻𝒓𝒖𝒆𝒏𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora