18.

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AVISO : CONTIENE ESCENAS ALTAMENTE SEXUALES. MASOQUISMO A FULL.

SI NO ESTÁN DE ACUERDO SE PUEDEN IR, NO ME DENUNCIEN.

Entré en la clase esperando que hubiera empezado. Esperaba que todo el mundo estuviera ahí, pero no había absolutamente nadie.

Mateo estaba de pie, apoyando en su escritorio. Al verme me regaló una sonrisa maliciosa y yo lo miré confundida.

- ¿Dónde están todos? —pregunté mirando de nuevo los sitios libres.

- En una reunión, en la sala 35C. —dijo él con la máxima calma del mundo.

- ¿Entonces para qué me dijiste que viniera acá gil?

- Porque nosotros no vamos a ir.

- ¿Y eso por qué? —alcé una ceja.

No me respondió, solamente se acercó a mí lentamente, quedando nuestros cuerpos casi pegados.

- Porque tenes que cumplir con lo que me dijiste Paloma, como una buena alumna obediente. —me dijo mirándome fijamente a los ojos.

Dios, contrólate Paloma.

- No quiero. —le dije vacilando.

- ¿Cómo que no? Si se te nota en la mirada pequeña.

Me acerqué a su oído y le susurré de nuevo un <<No quiero>>, por si no le había quedado claro.

- Ésta vez no te vas a escapar. —dijo entre dientes, dejando ver su notable frustración.

- ¿Te duele que ya no puedas tener ese control sobre mí? — solté una risita al ver su cara de seriedad — Nos vemos. —le dije y me di la vuelta para irme.

Mateo me agarró al instante del pelo arrastrándome hacia él hasta que nuestros cuerpos se unieron.

- Sos y siempre serás mía. —me susurró cerca del oído.

Llevó su otra mano a mi cuello y lo apretó tan fuerte que estaba segura de que al día siguiente ni siquiera el maquillaje podría tapar los moretones.

Solté un jadeo fuerte al notar como mi respiración se entrecortaba y Mateo se acercó a mi cuello para morderlo sin piedad.

- P-Por favor. —le susurré con la voz entrecortada.

Quería decirle que parara, pero me tenía de nuevo a su merced y necesitaba que hiciera lo que quisiera conmigo.

Me dio la vuelta y me dio una bofetada fuerte mientras seguía mirándome a los ojos.

- ¿Entendiste? Cuando te hablo quiero que me respondas al instante.

- Sí señor. —suspiré.

- Así me gusta. —me sonrió de una manera burlesca.

Me agarró de nuevo del pelo y me arrastró hasta llegar a la pizarra.

- Toma. —me dio una tiza.

- ¿Para qué? —pregunté confundida y me dios otra bofetada.

- Aquí las preguntas las hago yo Paloma. — asentí y me dio la vuelta para que quedara de espaldas a él — Ahora escribe "Soy tuya Mateo".

Agarré la tiza y escribí lo que me había pedido. Ésta situación me hacia sentir vulnerable, pero a la vez me encantaba.

- No te he dicho que pares, lo vas a escribir las veces que yo quiera.

Asentí y vi como se quitaba el cinturón. Me di la vuelta para seguir escribiéndolo y sentí como me daba por primera vez después de tanto tiempo.

𝑷𝒂𝒍𝒐𝒎𝒂 𝑰𝑰; 𝑻𝒓𝒖𝒆𝒏𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora