27.

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— Deberías ir a dormir.

Seguía esperando a que el pastel frío estuviera listo. Realmente se me había antojado, así que debía comer de eso si o si, de lo contrario mañana traería un grano enorme encima del labio superior. Eso pasa cuando no como lo que se me antoja y, no. No quiero andar mañana con un granote en la cara, son desagradables y asquerosos.

El chico no ha dejado de repetirme que debo ir a dormir, que me aguardara algo para mañana porque no sabe cuánto vaya a tardar, pero.. no, ya dije que iba a esperar y voy a hacer justamente eso, aparte. ¿Que pierdo con esperar? Nada, solamente horas de sueño y bueno, eso no me afecta. Puede que duerma tres horas todas las noches por una semana y lucire igual que siempre.

Las personas piensan que si duermes menos horas de las que estás acostumbrado, te salen ojeras y tu cuerpo no está al cien porciento, pero eso es pura tiradera. Uno puede hacer lo que quiera, todo depende del espíritu, obviamente si tú quieres verte fatal, así te verás, pero si quieres seguir experimentando cosas de la vida a toda hora, estarás con la misma energía totalmente bien. Si me explico, ¿no?

— No creo que tardé tanto.

Me refiero a la refrigeración del pastel, tenemos ya unos minutos esperando, por lo que falta poco, no soy tan desesperada para esperar cosas. De hecho, ese es mi fuerte, para eso es que hago yoga, porque eso prepara mi espíritu para poder estar paciente en situaciones apretadas. Y, aunque esta no sea una situación apretada, me desespera un poco porque enserio quiero comer pastel frío, son como antojos que me dan de un de repente, si no me quitó los antojos amanezco con granos en la espalda y uno muy grande encima del labio superior.

No lo sé.. supongo que son cosas extrañas de mi sistema.

— ¿Cuál es tu nombre?

Su voz áspera y tranquila sonó en un hilo; bajo y claro. El chico estaba tirado en el suelo, recargado en la pared. Tenía las piernas cruzadas, mientras mantenía sus manos en los bolsillos de la sudadera.

— Raine Adams.

No dude nada en responderle. Es decir, después de todo no creo que ese chico sea malo, no me agrada del todo, pero tampoco siento como si estuviera mal que supiera mi nombre.

— Nunca te vi antes.

Eso había sido más un murmuró.

— Arnold. ¿No es así? —él asintió lentamente.— Deberías ver cómo va eso.

Claramente me refería al pastel en el refrigerador. Él suspiró y se puso de pie, encendió la linterna en sus manos y luego entro a la cafetería, todo este rato que he estado con él hemos hablado un poco, nada sin importancia, por lo poco que interactuamos sé que es un chico muy serio. La sensatez se desborda por todo su ser, he notado como se expresa, lo hace de una manera tranquila, cada vez que dice algo, lo dice con toda la seguridad del mundo, como si pudiera confirmar que sus palabras son las correctas.

No es tanto de llevarme la contraria, como lo creía. Es más de dejar las cosas como están y no abrumarse, noto que puede estar viéndote por mucho tiempo y no decir absolutamente nada. Es como si te examinara y quisiera ver a través de ti, la mera verdad, es un chico lleno de cosas. Puedo percibir cosas extrañas de él, su aula es uno muy.. raro, pero en cierto campo de mi visión, despierta una curiosidad, una curiosidad que.. tal vez, ni yo lo sé.

Lo único que sé es qué Arnold Versaccé es un chico lleno misterios.

— Falta poco.

Me avisó; saliendo de la cafetería. Ya traía la linterna apagada, camino hasta dónde había estado sentado y volvió a sentarse como solía estar hace minutos. Me fue imposible no cuestionarme, es decir. Este chico era todo un enigma, nunca había coincidido con alguien como él. Es extraño que apenas nos conozcamos y él me haya ido a buscar precisamente a mí para ayudarlo en esto, lo que quiero decir. Es que esto no es nada grave, pero por la misma razón es extraño, imagino que él tiene mucho más tiempo en Artois que yo, así que es lógico que tenga conocidos aquí.

¡No Soy Tu Juguete! ✔️ [Saga Silence #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora