01.

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A pesar de que era mi segundo año en la universidad, no estaba del todo contenta con asistir este año, sería mucho tiempo sin ver a mi novio, eso era lo que me dolía, no tanto por mi familia. Sino, por él, ya estaba acostumbrada a estar la mayor parte del tiempo con él, ahora que eso cambie me tiene un poco pensativa, lo bueno de todo es que conozco a varias personas del instituto, no soy nueva. Repito, este es mi segundo año en la universidad, tal vez vea caras nuevas o vea las mismas del año pasado.
No sé, lo único que me importa es que todo esté tiempo pase volando para volver a ver a Will.
Hace una semana ya de que llegue aquí. Las cosas han ido bien, hablo por teléfono con mi novio todas las noches, a las 8:00pm exacto me marca, ya que su padre lo ahoga en trabajo no puede estar marcandome todo el tiempo, muchas veces hacemos videollamadas y me doy cuenta de que está tenso, ver su carita estresada no es algo que me guste. Me gusta más verlo sonreír, sé bien cómo ponerlo de buenas, toda esta semana hemos logrado como mantenernos bien.

Aunque verlo a través de una pantalla no significa que no lo extrañe, quisiera abrazarlo y acariciarlo. Sentir sus suaves labios es algo que anhelo con todo mi corazón en estos momentos, ya pasó una semana, eso significa que ya es una semana menos de espera, es tiempo menos para ver a mi querido Will.

- Oh, dios santísimo. -la voz de Leah me saco de mis pensamientos. Sus labios gruesos y rosados forman una sonrisa estúpida.

Tomé mi vaso de agua y se lo aventé en la cara provocando que su mirada cayera sobre mí.

- Ni tenía. -me excuse ante mi acción.

- No me importa. -volvió su mirada a dónde veía anteriormente. Ella suspiro como idiota y sonrió de nuevo.

Mire hacia dónde veía. Fue entonces cuando entendí a quién miraba con tanta idiotez o mejor dicho, a quiénes miraba. Leah observaba a los chicos más populares y atractivos de todo el instituto, según muchos, para mí son como cualquier persona. Lo acepto si, son guapos y de buen cuerpo, pero no son nada del otro mundo, sólo son chicos guapos con ego.

Ellos son los hermanos Versaccé, desde antes de que entrara aquí había escuchado hablar sobre ese trío, a mí nunca me han llamado la atención, creo que si les tomas la importancia que ellos quieren, se creen más, ellos son Ariel, Arnold y el mayor Aarón Versaccé, ese trío tienen a sus pies a casi todas las chicas de la universidad, son chicos muy populares, son los más codiciados, los más deseados y los más envidiados por los chicos.

Mi querida Leah está locamente enamorada de los tres hermanos, pero como es de esperarse ninguno de ellos la toma en cuenta.

- Agh. -capté nuevamente su atención.- Deja de verlos como si fueran arte. No son nada de eso, Leah. -dije cada palabra con lentitud.

- Eres la única que dice eso. -dice acomodando su cabello hacia atrás.- A veces creo que eres ciega, los hermanos Versaccé son arte, de hecho hasta parece que los mismos dioses los hicieron con sus propias manos. -esas conclusiones me hacían enojar.

- No son nada del otro mundo. -la baje de su tonta nube.- Sólo son chicos con cabeza hueca y ya. -di mi humilde opinión.

Leah rodó los ojos, parecía como si mis palabras fueran balde de agua fría para ella y sus pensamientos tan estúpidos.

- Míralos bien. -tomo mi barbilla e hizo que los viera.- Son.. arte.

Mis ojos cayeron en el menor. Ariel Versaccé, viste de una camisa manga larga oscura, un pantalón oscuro y tenis igual: oscuros. Su piel es pálida, pareciera como si fuera un maniquí de aparador, tiene unos lindos ojos grises que cada vez que te ven sientes como si te quisieran comer, sus labios tienen un tono naranja, no me explico cómo es que se mantiene tan pálido y vivo a la vez. Su cabello es negro, siempre lo trae peinado a un lado.

¡No Soy Tu Juguete! ✔️ [Saga Silence #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora