Una palabra para definir la situación.
Complicada.
¿Cómo apartabas al típico hermano mayor gruñón, mandón, aburrido y controlador de sus hermanos menores, qué sólo buscaban la diversión en el alcohol y amigos?
Sí, Aarón había tomado de mal en peor que sus hermanos se hayan ido desde anoche y aún no llegarán a casa con los abuelos. Apenas llegaron al restaurant, bueno, no llegaban ni a la mesa cuando los encaró y los sujetó de las camisetas como si fueran niños.
Ya habían pasado unos minutos de que habían llegado. Y los sermones estaban lloviéndoles a ese par de atrabancados, Aarón más que hermano mayor, parecía su padre, una vena saltaba de su cuello con cada palabra que les decía, está de sobra decir, que estaba furioso, se veía peor que un padre molesto al saber que su hija estaba embarazada y sin novio.
— ¿Que es lo que piensan? —inquirió sin obtener respuesta de alguno de ellos. Soltó sus camisas y estos se apresuraron a reacomodarselas.— Ustedes creen que venimos acá para darles preocupaciones a los abuelos, creen que venimos de fiesta, pero no. —pausó mientras se pasaba la mano por la cara en señal de frustración.— ¿Cuántas veces debo decirles que ya no son unos niños?
Su tono era cansado, agotado, como si esto ya lo tuviera al borde del colapsó. Por otro lado, los chicos parecían no tener nada para justificarse, Ariel estaba callado, el nerviosismo abundaba en su rostro, mientras que Arnold sólo guardaba silencio y veía todo con desinterés.
— No sabía que debíamos contar las veces. —soltó Arnold desinteresado en el sermón.
Aarón se volvió a él y lo sujetó de la camisa con fuerza, pero ni eso hizo que se moviera un poco, su expresión era tipo: meh.
— Tú. —dijo aquella palabra con lentitud. Fijó sus ojos en él y apretó su mandíbula antes de hablar.— Tú eres el peor de los dos. Sonsacas a Ariel a tu antojó.
— Créeme, yo no lo obligó a hacer nada que él no quiera. —se defendió.
No sabía si hacer algo o tratar de tranquilizarlo, Aarón lucía más como un padre abrumado, parecía estar muy estresado y estos chicos eran los culpables de ello.
— ¿Que tienes qué decir en tu defensa, Ariel? —le preguntó a él desviando la mirada hasta donde estaba.
— Sólo queríamos salir a divertirnos un rato. ¿Okey? —se excusó como el típico adolescente rebelde.— En Artois la pasamos estudiando y si vinimos aquí es para dejar toda esa mierda por un rato, no sé porque lo tomas tan mal. El punto de venir con los abuelos es ese, salir y olvidarnos de los estudios. ¿Que no? —soltó en un ataqué de impulso sin salida.
Aarón dejó a Arnold y volvió a dar una caminata corta, cuando volvió a verlos pasó nuevamente sus manos por la nuca. Soltó un suspiro profundo que los tres pudimos escuchar.
— Está bien, está bien. —esta vez sonó tratando de mantener la calma.— Sólo no la chinguen. Primera noche aquí y los abuelos no saben nada de ustedes, tengan poquita madre, por favor.
Arnold rodó los ojos y al igual que Ariel tomó asiento en una de las sillas. Aarón hizo lo mismo, aún podía escuchar su respiración, estaba agotado por tanto sermón.
Al parecer el momento del padre gruñón y los hijos rebeldes había terminado. Pedimos algo para comer todos y pronto comenzamos a desayunar, la mañana se había ido mucho más rápido que de lo qué pensé, durante la comida no habíamos dicho nada, Aarón se mantuvo serio el resto del día y los chicos en cuánto llegamos a la mansión se perdieron en sus habitaciones.
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¡No Soy Tu Juguete! ✔️ [Saga Silence #1]
Genç KurguTenía una linda relación, aunque en ese tiempo era a larga distancia por cuestiones de estudios, le era fiel a mi novio. Con él tenía más de dos años, lo amaba con todo mi corazón, él me había animado a hacer muchas cosas. Una noche me gano la emoci...