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Le daba almohadazos con fuerza, estábamos jugando a derrumbarnos, era divertido, sólo éramos ella y yo en el techo de la casa. Era viernes, los viernes nuestros padres nos dejaban estar aquí hasta tarde, era de noche, mi hermana Zony y yo nos llevábamos por tres años, ella era mayor que yo, me sentía muy bien cuando pasábamos tiempo juntas, Zony era buena conmigo, me ayudaba en todo y siempre que tenía problemas me aconsejaba, la vida en la secundaria era muy pesada para mí, ella ya iba a la preparatoria, tenía muchos amigos, ya había tenido novio, era alguien muy amigable y cariñosa.

En cambio yo a mis doce años parecía pollo remojado. No tenía nada de cuerpo, pero Zony siempre me decía que  aún así era hermosa para ella, siempre que las chicas en la secundaria se portaban mal conmigo ella iba y les decía que no se metieran conmigo. Zony era mi mejor amiga, era quién estaba siempre conmigo, quién me cuidaba y me ayudaba en todo, amaba a mi hermana, me sentía afortunada por tenerla conmigo, lo que más me gustaba en esta vida era pasar tiempo con ella. Me fascinaba contarle mis cosas y que ella me contara las suyas.

— ¡Ya, ya me cansé! —grita ella rendida, se recuesta en el tendido y deja salir aire.— Eres toda una ruda, Raine.

— Es que comí chocolate esta mañana. —río al darme cuenta de que me descubrí sola. Zony coloca su codo en el tendido y recarga su costado de su cara en su palma.— ¡Oh, no es cierto!

— ¿Comiste chocolate y no me diste? —pregunta fingiendo estar molesta.— ¡Dios, me siento traicionada!

— ¡Perdón, perdón! —reí a carcajadas por un rato y ella tomó la almohada a su lado.— ¡Tú no estabas!

— ¡Esas cosas no se hacen entre hermanas, pequeña Adams! —exclama dándome golpe tras golpe con la almohada.— ¡Las hermanas se comparten todo, debes entenderlo! —grita dándome con esta.

Carcajeó por los golpes que no son nada fuertes y cuando Zony se cansa vuelve a recostarse boca arriba. Ella siempre me decía que debíamos decirnos todo, me decía que las hermanas eran cómplices en todo y nunca debían delatarse por más enojadas que estén, yo entendía todo lo que me decía, sabía que tenía razón porque sabía muchas cosas de ella que nuestros padres ni se imaginaban y nunca me había pasado por la cabeza decírselos.

— ¿Es todo? —le digo burlona. Me pongo de rodillas frente a ella y le doy un golpe con mi almohada.— ¡No aguantas nada, ya estás viejita!

— ¿Que has dicho, pequeña Adams? —pregunta levantándose con lentitud, su voz había sido amenazadora, sabía que estaba jugando conmigo.— ¡Debes tenerme respeto, muchachita. Soy tu hermana mayor, respetame!

Zony se abalanzó sobre mí, pero antes de que me atrapará me quité de ahí brincando al otro lado del tendido con cuidado de no caer. Quedé dándole la espalda a Zony, me reí un poco porque no pudo hacer lo que quería y después me giré ya que no la escuché quejarse como solía hacerlo siempre. Al voltear mis oídos se taparon por sí solos, la presión se me bajo cuando no hallé rastro de mi hermana. Había estado en la orilla del techo, escuché un; tiii en mis oídos que no me dejó escuchar nada, mi vista se nublo pensando lo peor y cuando a gatas me acerque a la orilla sentí que iba a tirar el corazón por la boca de lo impresionada que estaba.

Las lágrimas rodaron por mis mejillas, sentí mis ojos arder. El corazón se me estrujó y el llanto salió de mí sin poder detenerlo, la imagen de mi hermana tendida en el patio de atrás había sido lo peor que pude haber visto en toda mi vida. Ella estaba allí, salía sangre de su nariz y de sus oídos, una de sus piernas estaba doblada y la otra estaba estirada, sus ojos seguían abiertos, su cabello rubio estaba alrededor de su cabeza, un mechón de pelo tapaba su boca, podía notar que estaba un poco abierta. El mundo se me vino encima cuando pude procesar aquella imagen.

¡No Soy Tu Juguete! ✔️ [Saga Silence #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora