21.

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Estaba molesta. Triste, derrotada, adolorida y para rematar, marcada.

Si, después de lo de anoche tuve que levantarme temprano para asistir a una de las primera clases de hoy, pero me di cuenta de que no podía, no podría salir de la habitación por algunos días. O bueno si podía, la cosa era que no debía, no estaba bien salir y que todos me vieran con sus ojos juzgando, no podría salir como estaba. Todo mi cuerpo dolía, me sentía peor que cuando te dan la golpiza de tu vida, para acabarla de fregar tenía cosas en el cuerpo, cosas feas.

Chupetones.

Moretones.

Y dedos marcados.


Definitivamente no podía salir así, no podría dejar que me vieran con todas esas marcas. Estaba enojada y muy triste, me sentía muy mal, estaba enojada con el mundo por haberme puesto en esta situación, estaba triste porque finalmente le había sido infiel a Will, estaba triste porque aunque no quería que pasara, terminó pasando. Más que eso, me sentía usada, anoche en ningún momento sentí placer, nada me gustó, no sentí nada, sólo dolor, toda la noche me quejé de dolor, sentir el ardor en mi piel era terrible, tenía marcas por todo mi cuerpo.

El cuello lo tenía lleno de chupetones, eran marcas moradas, muy pocas eran chicas. La mayoría de estas se veían grandes y bien marcadas, en estas había un color púrpura que las hacía ver mal, como golpes brutales, en mi cadera estaban las marcas de sus dedos enterándose. Sus dedos estaban ahí, bien remarcados, se veía de un color rojo, como si hubiesen sido con un alambre, porque tenía color de rayón. Mi busto no era la excepción, mis dos pechos estaban llenos de asquerosos chupetones, en la parte superior del derecho había moretones verdes con algo de amarillo, esos eran los peores.

Mi entrepierna dolía, había ido al baño un par de veces y cada vez que iba dolía, por dentro ardía como si algo de allí saliera siendo parte fundamental de mi parte V, la nuca también estaba adolorida, cabe de sobra decir que ayer recargo su peso en mi nuca para estar como él lo quería. Mi abdomen dolía y mis piernas también, la última posición fue más apretada, por lo que mis piernas estuvieron contra mi pecho, el abdomen me dolía como si hubiese hecho abdominales por horas.

Aarón Versaccé me había dejado hecha garras. Lo peor fue que después de que hizo lo que él quiso, se fue, no me dijo nada, es decir. Sólo me utilizo, me usó y se largo como el desgraciado que es. Me sentía muy mal, mi cuerpo no estaba en un buen estado, mi cabeza dolía y mi conciencia no me dejaba estar en paz, sabía que todo estaba mal. Yo lo sentía, porque me sentía como un objeto, me sentía como una cosa que podías usar y podías deshacerte de ella como si nada, como si eso no fuera realmente nada.

Ahora no sabía que debía hacer, necesitaba salir de la habitación si o si, no podía dejar volando mis clases, mis proyectos. No, no podía, yo no era ese tipo de persona que pagaba para tener calificaciones perfectas, tenía que salir, pero no sabía cómo, no podía salir así frente a todo Artois.

No sé cuánto tiempo pasó, cuando acurrí a mi armario, saque ropa de allí, debía buscar algo que cubriera todas las marcas. Pero que no fuera tan ahogado, aún no entrábamos a invierno, por lo que el día era un poco sudoroso. Después de buscar entre todas mis garras por fin encontré lo adecuado, al menos para hoy. Opté por una falta guinda; era un poco larga. De la cintura me quedaba ajustada, pero lo demás era suelta, la convine con una medias del mismo tono para que cubrieran mis piernas, así como también con una blusa manga larga del mismo color, esta tenía el cuello hasta arriba, por lo que cubría las marcas de ahí.

Me vi al espejo y noté que no se veía ni una sola marca, era justo lo que necesitaba en ese entonces. Aunque aún no salía de la habitación y ya tenía calor. Cuando abandoné la habitación al primero que me encontré fue a Alec, él vestía un pans gris junto a una camiseta blanca y unos tenis blancos.

¡No Soy Tu Juguete! ✔️ [Saga Silence #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora