Capítulo: 20. Ajoita

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Después de calmarse y regular su respiración, Jiang Cheng se había cambiado a sus habituales prendas blancas para dormir, manteniendo abierta la ventana para que circulara la brisa fresca y aplacara más el calor nocturno.

Se acercó a la cuna en silencio e inspeccionó que los niños estuviesen bien posicionados y que el velo que los protegía de los mosquitos esté bien puesto, para los niños pequeños y civiles los mosquitos eran una gran molestia, pero para los cultivadores con el leve uso de energía espiritual los podía mantener alejados, una buena ventaja del cultivo.

Una vez que estuvo seguro que sus pequeños no despertarían, se acostó con la idea de tener de razonar con la almohada con respecto a su plan de afrontar la reconciliación con el idiota de Wei Wuxian, pero apenas habían pasado unos minutos y quedó profundamente dormido, el día había sido muy pesado para él, apenas se estaba recuperando y necesitaba recuperar tanta energía como pudiera.

Comenzó a soñar que estaba nadando en un lago oscuro, el lugar estaba rodeado de flores de loto de un color similar a la sangre, cuando más profundo nadaba, el color de las flores iban aclarándose, pero él comenzaba a sentir ansiedad, luego sintió que algo se sujetaba a su pie y comenzaba a rasguñarlo como espinas, cuando más movía los pies más rasguños recibía, en un momento comenzó a formarse la figura de una persona frente a sus ojos, era el líder Lan, quién lo sujetaba y lo sacaba antes de ahogarse.

Despertó desorientado, pero el dolor en el pie de los rasguños era persistente, por lo que usó a Zidian para iluminar y un par de ojos no tardaron en brillar a sus pies, del susto gritó una maldición, el animal también se asustó, siseó y erizó su pelaje.

Un momento después los niños comenzaron a llorar, despertados por el grito que su padre había soltado tan temprano por la mañana.

Seguidamente soltó una maldición pero manteniendo la voz baja.

Se pasó la mano por el rostro y se levantó a atender a los niños antes de que siguieran llorando más, luego se encargaría del intruso.

Se pasó la mano por el rostro y se levantó a atender a los niños antes de que siguieran llorando más, luego se encargaría del intruso

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Jin Ling quien seguía durmiendo despertó alertado con aquel grito y el maullido—. ¡Maldición, maldición, maldición! —repetía mientras saltaba con un pie intentado calzarse sus botas con prisa. Ni siquiera se había arreglado el cabello, que lo mantenía suelto para dormir.

Sizhui ya no estaba a la vista, la cama que ocupó ya estaba completamente arreglada, ya era pasada las cinco de la mañana, por lo que se sabía que un Lan no seguiría durmiendo como él.

Cuando pudo al fin ponerse las botas, salió corriendo como un cadáver feroz directo a la habitación de su tío abriendo la puerta corrediza con rapidez y con un golpe seco que sobresaltó al mayor en el interior.

—¡Jiujiu no te atrevas a lastimar a Zhǔfèi! —exclamó con el aliento cortado por haber corrido hasta allí, mucho más alto de lo que Jiang Cheng soportaba aparte de tener a los niños aún de mal humor.

Small Purple Clouds (XiCheng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora