Capítulo 22

1.3K 121 10
                                    

¿Qué hacía Gabriel allí si había sido mi jefe el que me había invitado a ese encuentro? Ambos intercambiaron miradas. Estaban tensos. Parecía que yo misma había pasado a un segundo plano. Debería haber aprovechado eso mismo para marcharme de allí tan pronto como pudiese, pero mi curiosidad pudo en la gran batalla contra la ignorancia.

— ¿Alguien me explica qué es lo que está pasando?

Miré a cada uno, alternativamente, igual que en una partida de tenis.

— Eso me gustaría saber a mí —Gabriel se acercó unos cuantos pasos hacia nosotros y la tensión se hizo más palpable—. Le pedí a Marga que te dijese que si nos podíamos ver aquí. Así que no entiendo qué es lo que hace el señor McCallister contigo.

— ¿Me... me has invitado tú? Pensaba que... —señalé con mi dedo al trajeado que seguía en silencio.

— Sí. He sido yo. Como no estabas muy bien esta mañana, quería saber cómo estabas y no tenía forma de ponerme en contacto contigo, así que pregunté por la oficina y...

— Marga se ofreció. Entiendo —volví a centrar mi atención en la estatua que tenía justo al lado—. ¿Se puede saber qué hace aquí entonces?

Arthur dejó de mirar a Gabriel para contestarme.

— Tan solo quería saber qué tal estaba, señorita Márquez. Nuestro encuentro no ha sido nada más que una coincidencia. Eso es todo —atajó de ese modo cualquier clase de duda y me ofreció su mano para estrecharla como si estuviésemos en la oficina—. Me alegra comprobar que se encuentra mejor. Espero contar con usted mañana mismo.

Estreché su mano y tan pronto como lo hice, él empezó a alejarse de la butaca que había estado ocupando. ¿Me estaba siguiendo ese hombre acaso? Se dirigieron un último saludo con la cabeza antes que ambos nos hubiésemos quedado solos en la sala del cine que, sorprendentemente, aún no había comenzado a proyectar nada en la pantalla pese al tiempo que llevaba allí.

— ¿Estás bien, jefa? —preguntó Gabriel acercándose a mí con una expresión temerosa.

— Sí, sí. No te preocupes. Estoy bien. Es solo que no entiendo nada. ¿Por qué se ha presentado aquí? ¿Pretende amargarme la vida hasta el último segundo de mi existencia o algo parecido? —me dejé caer en el asiento cansada, recordando tarde que aquellas butacas eran de las que tenías que bajar el asiento porque se subía automáticamente por algún mecanismo.

Gabriel me ayudó a no caerme y moví mi cabeza de un lado al otro intentando despejarme. Los momentos con Arthur lograban aturdirme hasta límites que no había conocido antes.

— ¿De verdad que estás bien? —acarició mi mejilla con sus dedos y cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo rápidamente la quitó—. Perdón, no quería... —llevó esa misma mano a su nuca dejando un espacio entre ambos considerable. ¿Por qué estaba tan nervioso de repente?

— Así que has sido tú el culpable de que haya tenido que volver a ponerme zapatos hoy. Bueno, entonces, cuéntame el plan. ¿Qué tienes planeado hacer? —me crucé de brazos en señal de defensa intentando por todas las formas posibles de alejar a mi jefe de mi pensamiento, pero su última visión aún estaba bien dibujada en mi memoria.

Había abierto la puerta medio cabizbajo, como si no quisiese alejarse de allí. Estaba empezando a marearme y agobiarme. No entender las cosas no me lo hacía más sencillo. Si tan solo pudiese pedir un poder, pediría leer las mentes de los demás para asegurarme de entender todo lo que pasaba en todo momento. Sería una gran ventaja para evitar mis constantes pensamientos machacones donde creía que el problema de todos los males de la historia de la humanidad no era otro que yo misma. No había forma de que a mis treinta años hubiese podido causar la caída del imperio romano, pero lo tenía en la lista. Seguro que alguna vida mía anterior había metido la pata hasta la cadera en algo importante. Más aún si en esa vida había sido hombre. Si ya de por sí se me daba fatal ser mujer, seguro que de hombre tampoco iba a tener mucho éxito en nada de lo que me propusiese.

Agárrate que vienen curvasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora