INFIEL 〰️YOONMIN〰️

11

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Jimin se encontraba en un cuarto oscuro lo único que vio fue unos muebles a su alrededor.

¿Donde estoy? se pregunto

De repente alguien entró azotando la puerta.

¿Yoongi?

Si efectivamente era su esposo, enseguida se puso de pie para ir con él, pero se detuvo al verse a él mismo sentado en una mesa, Yoongi enseguida se acercó a él y puso los papeles en la mesa. Trato de moverse pero el cuerpo no le respondía, al verse a él mismo pudo ver su cara llena de tristeza y decepción,

Algo anda mal

Nuevamente intento moverse y está vez lo logró pero al llegar a la mesa escuchó unas palabras que hicieron doler enormemente su corazón.

—Jimin, Quiero el divorcio — su tono fue frío sin ninguna emoción

— Es por él, ¿verdad? — En si se lo esperaba, sabía que tarde o temprano su esposo le pediría eso... Sólo que no espero que fuera tan pronto. Sabía que el otro muchacho existía pero nunca quiso aceptarlo.

Su mente siempre se lo repetía pero el siempre hacia caso omiso a todo eso

¡Espera, Yoongi no hagas esto!
Jimin se acercó hasta Yoongi y trato de tocarlo pero su mano traspaso el cuerpo de Min.

— No... no se de que me hablas— y eso fue lo que más colmó a Jimin. Eso pudo notarlo por el como tenso sus músculos y movía de un lado al otro sus manos

— ¡Ya no finjas más! Sólo admite que me fuiste infiel, que fui un juego para ti — alzo la voz, no podia mas con el dolor punzante en su corazon, lágrimas comenzaron a salir, tantas emociones encontradas, lo único que quería es morir.

Eso fue lo que vio y pudo sentir, tan real.

Dolor...

Después todo se volvió oscuro de nuevo

—¡YOONGI! —Desesperadamente busco con la mirada a su esposo a su lado, quería que lo mimara y le dijera que todo va a estar bien, pero no lo encontró, unas inmensas ganas de llorar lo abordaron, el nudo en su garganta fue haciéndose más grande, de repente la puerta fue abierta abruptamente y detrás de ella apareció un Yoongi asustado por el grito que escuchó cuando estaba preparando el desayuno para su esposo y él.

Se acercó de inmediato hasta su pequeño Jiminie y pudo ver como sus ojos ya tenían pequeñas lágrimas, y su nariz se estaba poniendo roja.
— Ya amor estoy aquí, no pasa nada — trato de consolarlo sobando su espalda y abrazandolo. Jimin escondió su cabeza en el cuello de su pálido y se quedó ahí por varios minutos, tomo aire y salió de su escondite, decidió preguntarle aquello que empezó a mortificarlo.