¡La Chica De Los Gatos! [Hitoshi Shinso x Tú]

Parte 27: ¡Estoy Viva!

Narra ______

—Comer de pie puede causar gases, nunca confíe en los patos porque son diabólicos en realidad, los juegos en festivales son una estafa, no coma semillas de sandia o podría convertirse en una sandia— empecé a hablarle al hombre-perro, estaba apuntando en su libreta las cosas que le decía.

— ¿Qué? ¡No todo lo que sabe!, me refiero a todo lo que sabe del incidente— arrugó la hoja en la que estaba escribiendo.

—Ah! Debería ser mas especifico— él suspiró y volvió a ponerme atención, justo en ese momento mi padre abrió la puerta.

— ¡_____!— vino corriendo a mí y me abrazó, ignoramos al tipo que me estaba interrogando y nos quedamos así durante varios minutos—. Recuerdo haber dicho que no quería que la policía la interrogara si no estaba presente yo— miró mal al... ¿señor?

—Es verdad, pero este tema es de suma importancia, por cierto joven Aizawa me llamo Tsuragamae soy el Jefe de la Fuerza Policial— ya le tenia mas confianza, de hecho lo primero que tuve que decirme fue eso.

—Bueno, ese día que según los doctores fue hace mucho tiempo... Estaba en mi casa cenando con mi padre y... alguien más que no recuerdo ahorita— el oficial estaba concentrado en mis palabras.

—Estábamos con Shinso— mencionó mi papá pero ese nombre no se me hizo conocido por alguna razón.

—Bueno, con ese. Recuerdo que tocaron la puerta y había un joven ahí, el cual no era posible que estuviera aquí en Japón y menos hablando un japonés casi perfecto— era la imagen más nítida que tenia de ese día.

— ¿Es extranjero?— consultó el oficial.

—Si, me fui de intercambio a Estados Unidos y me quedé en la casa de una familia, la persona que vi ese día en la puerta era el hijo de la familia, Ellias Thomson— dije y papá y el oficial se alteraron.

—Igual a la nota ofrecida por el joven— susurró Tsuragamae—. ¿Qué pasó después de eso? A pesar de que fue en la vía pública, nadie vio nada de lo que pasó—

—Pues lo que pasó fue...

(...)

—Hola belleza— Thomson estaba frente a la puerta de la casa, traía una gorra negra y toda la ropa color blanco.

— ¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabias donde vivo?— fueron mis preguntas pero la verdad no tenia la intención de contestarme.

—Necesito tu ayuda, ¡corre!— me jaló de la mano y me sentí atraída, como si no pudiera negarme a su pedido, así que solo le seguí.

No fue muy lejos de mi casa que sentí como me daban un golpe en las costillas, caí al suelo del dolor, de seguro que me habían roto algunas. A mí alrededor las personas pasaban ignorándome como si no me vieran. Busqué al responsable de golpearme pero no había nadie, perdí a Thomson de vista.

Me paré y él estaba frente a mí con una sonrisa bastante macabra, nunca lo había visto así, siempre estaba con su típico rostro amable y él era... ahora que lo pienso no se nada de él aparte de su nombre.

— ¿¡Qué pasa Thomson!?— le grité a su lado estaba el gato blanco del aquella vez en el extranjero.

—Dañaste un corazón— habló y podía ver al gato moverse al mismo tiempo que él, como si estuvieran conectados.

— ¿Estás aquí porque te rechacé?— solo me miró y se carcajeo—. ¡Sabia que algo estaba mal contigo desde que me fui ese día!— se acercaba poco a poco, la verdad estaba asustada.