Reto de superación.
Estaba sentada en las bancas, quitando las vendas de mis manos,cuando él se me acerco.
-Vas a perder-sentencio y su voz grave le dio más profundidad a sus palabras.
Era la primera vez que que me hablaba. Su nombre era Bills.
Practicaba artes marciales en el gimnasio de vez en cuando. En las últimas semanas había estado asistiendo con más regularidad y en ocasiones se me quedaba mirando cuando prácticaba.Nunca había competido.Jamás había tenido una pelea real,aun cuando llevaba cinco años practicando boxeo,aun así me metí en esa competencia y califique,por lo que me comencé a preparar para enfrentar a un verdadero contrincante.Alguien cuyo único objetivo seria derribarme. Pero no estaba ahí,
por el torneo realmente sino para olvidarme del dolor que ese hombre me causo.No teníamos una relación,pero nos entendíamos y todo iba bien hasta que,súbitamente,un día, decidió terminar con lo que llamo "juego". No supe siquiera que responderle, porque algo muy dentro de mí se fracturó,
pero no supe que fue. Recuerdo que me di la vuelta y camine un par de cuadras mientras la cabeza me daba vueltas y las piernas me temblaban. Por poco caí,mas él mismo me sostuvo,
pues al verme tan descompuesta me siguió. Supongo que él, también,me llevó al hospital porque allí desperté.La última visión que tuve de Dai,fue su rostro reclinado sobre mí,preguntándome si estaba bien.Sentía tantas cosas que pase dos días en cama con fiebre y nauseas,llorando a ratos. No era la primera vez que rompían conmigo,pero si la primera vez que me causaba tal descompostura. Cuando me sentí mejor,también sentía una sobrecarga de energía que no la mataba correr o hacer ejercicio. Así fue como recurrí al boxeo y termine ahí,pues las peleas no me eran suficiente. Yo quería más, más y más de esa maldita adrenalina.
-No te metas dónde no te llaman-le dije y alce mis ojos para enfrentarlos a los suyos.
-Deberias agradecer que me tomó la molestia de advertirte-me respondió-Esa mujer sabe lo que es luchar para derrotar a su adversario.Tú sólo eres una mocosa petulante con mucha practica. Te acabará en...
-¡No molestes!-le dije ya bastante molesta y me puse de pie para ir a las duchas.
-Si tanto quieres que te muelan a golpes,yo te puedo ayudar con eso.
Voltee a verlo y señalaba el cuadrilátero.
-Me tomara sólo tres golpes derratarte-añadió con un tono burlón e incisivo.
Lo mire furiosa y acepte el reto sin meditar. No me puse los guantes o vende mis manos,eso era prueba de que no estaba pensando bien. No había nadie más allí.El entrenador estaba en su oficina y que suerte,porque ese primer golpe fue tan devastador como humillante. El puño de Bills,impacto mi costado y sentí mí cuerpo partirse en dos,mientras una especie de calambre se extendía por mis entrañas y me cortaba el aliento. Caí sobre una de mis rodillas con las manos sobre la zona embestida sin una pizca de piedad.Si bien logré ver el golpe,mi cuerpo no reacciono a tiempo para esquivarlo o bloquearlo.Fue demasiado rápido.
En una practica siempre hay una limitante,aunque no lo parezca. Una restricción para no lastimarse más de la cuenta,una idea inconsciente que sólo la experiencia te permite sentir, pero en un combate real esa barrera desaparece y Bills,me hizo sentir aquello,sin embargo,
lejos de amedrentarme por su fuerza y destreza,una descarga eléctrica bajo por mi espina y me puse de pie. De alguna forma,
parecía estar viendo esa escena desde mi interior y a otro tiempo. El intercambio de golpes se prolongó un minuto tal vez. Cuando logré conectar un golpe significativo, su respuesta me envió de costado al piso. Sentí el impacto,pero no el dolor y aunque no oía muy bien del lado derecho y la cabeza la parecía tener suspendida de mi cuello,como un globo,me levante otra vez porque esa sonrisa suya,me molestaba sobremanera.-Sólo queda un golpe,chica-me dijo y su voz se oía distorsionada.
Agregó algo acerca de la ira,pero no lo escuche bien,yo sólo quería...A ese punto ni sabia porque me estaba agarrando a golpes con ese sujeto.La verdad es que ni siquiera lo veía a él, en su lugar había otro y ese otro no hacia sino jugar a esquivar y bloquear mis golpes hasta que su puño golpeo mi barbilla desde abajo; derribandome. Trate de levantarme,pero no pude. No sentía dolor alguno,mi cuerpo estaba entumecido.
-El juego termino,niña-me dijo Bills.
Si el juego había acabado.Dolía saber que para él,yo no había sido más que eso, mientras que para mí él,fue muchas cosas.
No no hablo de la paliza que me dio Bills,sino de la que me dio Dai,porque en ese momento,al evocar esas palabras, con la cabeza totalmente despejada de cualquier pensamiento,pude entender que me había enamorado y esa revelación fue más demoledora que esos tres golpes.
Comencé a llorar o eso creo.
Pasaron varios minutos antes de que entendiera que sucedía conmigo.-Pelear porque estas enojada no te llevara a ninguna parte-me dijo Bills antes de irse.
En ese momento no le preste atención,yo estaba llorando mi dolor y nada más me importaba,ni siquiera que unos minutos después el entrenador,apareciera para preguntarme quien me había dejado así a lo que sólo respondí que fui yo.
No me di cuenta que me lesione las manos en la contienda por lo que no pude competir,mas estaba bien,yo ya no quería hacerlo. Esa energía en mí,no estaba más y si bien seguí triste por lo de Dai varias semanas,me sentía mejor. Unos días después volví al gimnasio Bills estaba ahí,pero no me habló ni yo a él. No esa vez. Le debía un gracias al menos.Una tarde,un mes más después,le regale una caja de macarrones y así, paulatinamente un buen día comenzó otra historia.