Personaje: Daishinkan.
Canción:Cuando la lluvia cae/Mari trini.No era él. Era yo ante él. Eso me gustaba. Sentirme ingenua otra vez. La inocencia la perdí demasiado pronto y no,no me refiero a la de la cama sino a la otra. La inocencia de la vida,esa que el mundo tiene que apartar de ti cual si te desprendiera de un velo. Esa inocencia era la que yo recuperaba junto a él. Quizá porque ante su persona,fingir no era opción. Ni engañar ni mentir. Los años,su puesto lo hacían alguien tan grande que su sola presencia reducía al más osado,sin siquiera pronunciar una palabra o hacer un ademán.
Esa noche llovia,cuando apareció en mi puerta con ese aire de caballero. Era temprano,aunque estaba oscuro y como yo no abrí las cortinas,mi casa era como una noche clandestina en el mundo indolente. Nunca espere verle ahí,pero tampoco me sorprendió. Supongo que él,lo sabia. Lo invite a pasar.Una escueta charla, con una taza de té con una rebanada de naranja actuo como preámbulo para una jornada extraña a las de costumbre. Porque encuentros fortuitos tengo de vez en cuando,pero ninguno me devuelve nada aunque algo dejan a este cuerpo templado por otoños e inviernos.
Su mano en mi mejilla me invito a cerrar los ojos y desprendeme de mis escarchas. A sufrir una amnesia súbita y olvidar todo lo que sé del lecho. A quedar en blanco y temblando con esa mezcla de deseo y miedo,que surgen cuando el ultimo giron del velo de la inocencia cae.
Sin resistencia lo deje tenderme en ese amplio sofá,mientras su boca se unía a la mía en un beso dulce,con notas robustas en las que me perdí,en busca de los fragmentos de la que fui tiempo atrás. No es posible ser lo que no se fue,pero él me regalaba esa ilusión que daba sosiego a mi alma. Mientras que de ese otro siempre estoy hambrienta,de este otro experimento saciedad. Una muy diferente.
Su piel azulada,contrasta con la mía que es pálida,pero no más que ese cabello suyo que también se opone al mio. Es como un tempano de hielo que choca con un abrazo de fuego, volviendo vapor el tacto entre nuestros cuerpos.
¿Qué vino a buscar en mí? Quien sabe. Para el caso no importa. Yo tengo lo que quiero y él tiene lo que sea que quiera. La sinfonía de los gemidos y respiros nos hablan de que fuimos exitosos en nuestros anhelos. La noche se retira y entra el día para retornarnos,retornarme,a la realidad.
Se viste y se despide galante después de exprimir sin piedad el zumo de niña en mí.No es él,soy yo ante él y entre sus brazos.