18._Efímero

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He aquí el escenario

Con la espalda pegada a la pared,de pie aun costado de la ventana, observo la habitación iluminada sólo por la luz de la luna. Un tercio de la cama es bañada de esa penumbra,con olor a café de la mañana. Este camisón de algodón pintado de verde,se agita un poco con la brisa nocturna y yo veo los ondulantes pliegues de la cortina de tul,dibujar una sombra como humo sobre la alfombra. Cierro los ojos y respiro profundamente.Para cuando separo estos parpados,lo veo entrar por esa puerta que da al oscuro corredor que conduce al baño.

Esta descalzo y sus pies han dejado huellas que parecen de plata,sobre las tablas. La bata blanca que lo envuelve parece una mortaja que medio flota, sobre su cuerpo húmedo y enhiesto. Me mira mientras se seca el costado del rostro con una toalla pequeña,que cuelga sobre su hombro para caminar hacia mí,con ese paso felino y esa mirada que siempre,siempre llega a inquietarme cuando se posa en mí así, callada con todas las intenciones guardadas detrás de esas pupilas mielosas y en su rostro,no hay sonrisa o mueca de advertencia.Pero aunque la hubiera,una vez presa de esos ojos de abismo de miel y ámbar,todo el mundo no es más que una tenue sombra que baila aun ritmo ajeno al nuestro.

No puedo quitar mis ojos de los suyos,ni siquiera cuando se para a centímetros de mi, apoyando su mano en la pared sobre mi hombro y abriendo esa bata sin animo de exaltar,pero haciendo la invitación de forma clara y hasta amenazante. Parpadeo lento una vez tratando de disimular lo que debe ser evidente para él,ese nerviosismo ansioso e incómodo que en un tiempo más inocente,hubiera desarrollado un rubor en mi rostro,ahora audaz y capaz de fingir la calma que él sabe, puede quitarme con un solo toque de esos dedos o la traviesa trayectoria de esas garras en mi piel.

No se mueve,sólo me mira hasta que por fin mi mano se desprende de mí, para tomar esa toalla,de su hombro, y frotarla suave contra su rostro. Sigue ese movimiento con sus ojos,por un momento,luego los vuelve a poner en mi faz,pero yo ya no lo confronto. Paseo mis ojos por el mismo recorrido que hace mi mano envuelta en esa toalla,que desciende por su cuello para caer en su pecho e ir secando esa húmedad de la ducha,mientras se van encendiendo hogueras de osadas ideas que quedan flotando en el imaginario de los dos. La toalla baja hasta su abdomen y hago una pausa,para poder respirar porque había dejado de hacerlo durante...No sé cuánto tiempo.

Lo miró y esta vez si se sonríe ya sin esconder absolutamente nada,yo en cambio muevo la mano aun costado, hacia su huesuda cadera,en lugar de descender al pináculo erguido que pendía entre la sombra,de sus piernas. Su represalia es tomar mi mano,con cierta violencia,y llevarla contra mi rostro,para que mi mejilla toque esa toalla húmeda e impregnada de su olor más limpio. Lo respiro,inhaló profundo mientras mis ojos se cierran y lo siento ir hacia mi cuello para dar,allí,esa mezcla entre una lamida y un pequeño mordisco, que deja esa marca territorial en mi piel. Tiemblo en la espera exhalando un suspiro caliente, que se funde con el viento que entra por la ventana y me toca cruel.

Abro los ojos,él no esta. Fue sólo la luna,la noche y el viento...

Emisora Ruleta Rusa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora