Vigésimo segundo capítulo

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-Ahora no eres tan rudo ¿Ah?- Sacó el seguro de la pistola. *Estoy perdido* pensé - Dime ¿Qué quieres? y ¿Quién te trajo?- No respondí. – ¡Responde o te mato!

-Soy Logan y me mandó Bruce, tú lo traicionaste- Comenzó a reír.

-Solo quiero saber una cosa más- se acercó más a mí.

-¿Qué?-

-¿Cuáles son tus últimas palabras antes de morir?-

Todo pasó tan rápido, El apretó el gatillo, pero en ese mismo instante la chica que miraba desde el rincón llorando, golpeo la mano de David y el disparo cayó en un basurero a mi lado.

-¡Eres una perra!- Él le golpeó fuertemente la mejilla, en ese mismo momento lo hubiera destrozado con mi propias manos, pero no había tiempo, faltaba poco para que nuestra pelea llamara la atención de la gente.

Tomé rápidamente la pistola antes de que le diera otro puño a la rubia y le disparé en una de sus piernas. Él se arrodillo en el suelo.

-¿Tus últimas palabras?- Dije para molestarlo.

-Hijo de p*uta-

-Mm me alagas- Y disparé justo en medio de su frente.

La rubia soltó un grito y recordé que no estaba solo, me voltee y estaba ella apoyada en la pared con una mano en su boca. Se veía tan indefensa – ¡Joder! No debiste ver eso.

-No diré nada lo juro pero no me mates- Lloraba.

-Ven tranquilízate no te haré nada- Me acerqué a ella y me abrazó, eso me tomó por sorpresa, lloraba desconsoladamente en mi hombro.

-Lo siento si soy demasiado dramática, pero todo esto me ha tomado por sorpresa- Se separó de mí, la miré y tenía su labio roto y posiblemente mañana tendría su mejilla de un color morado.

-¿Te duele?- La toqué delicadamente.

-Solo un poco, tú también estás herido- me miró con preocupación.-Vivo en un apartamento cerca de aquí si quieres podemos ir para curarte.

-Me parece bien, sólo necesito que aguantes algo más- Dije mirando el cadáver que yacía en el suelo.

-¡Oh Dios! Lo he olvidado, ¿Qué harás con él?, ¿La policía ahora estará tras de mí?- preguntaba.

-¡HEY!- Dije alzando un poco la voz- Tranquilízate, nada de eso te va a pasar, sólo si me ayudas.

-¿Qué quieres que haga?- me miró, podía ver miedo en sus ojos.

-Ayúdame a moverlo y ve por unas bolsas en mi auto, es el negro que está allí- apunté  mi auto.

-E…Enseguida- Se levantó, le arrojé las llaves y se apresuró en llegar, abrió el maletero y sacó una gran bolsa negra, corrió hasta donde me encontraba. –Aquí están.

-Bien, vigila que no venga nadie-

-Ok- se quedó mirando la puerta de la disco, por suerte aún no terminaba la fiesta y nadie salió, lo monté en la parte trasera del auto y me subí.

-¡Vamos rubia!- Ella se giró, corrió hasta el auto y se subió de co-piloto.

-Esto es raro- puse en marcha el auto- Es tan…

-¿Tan qué?- La miré de reojo, me dirigía al río.

-Tan mafioso- Reí- ¿Tú trabajas en esto?

-Eres curiosa rubia- sonreí de lado- Pues sí, no mato por gusto, si a eso te refieres.

-¡No!, no es eso, es solo que, todo es muy confuso para mí.

-Lo sé, y espero confiar en ti, después de esto, si alguien se entera llegaré a la puerta de tu apartamento y lamentaré mucho disparar en esa hermosa cara.- A pesar de que estuviera en el asiento de al lado, sentí que se tensó.- Lo siento, solo te aviso.

-Bien, pues creo que no te invitaré a mi departamento- Ella soltó una suave risa, la miré y solo agachó su cabeza.

-Qué lástima, deseaba verte de nuevo- Ella se sonrojo. Paré el auto cuando llegué- Quédate en el auto.- Hice el proceso lo más rápido posible, ya era tarde.

Cuando tiré el cuerpo sin vida al río me subí al auto y arranqué.

-¿Tu dirección?- Puse nuevamente el auto en marcha- O ¿Ya no me invitarás?

-Claro que sí, solo si prometes no matarme luego.

-Es un trato-

[…]

-Ya está- Dijo la rubia, después de curar mi labio.

-¿Sabes?- Me miró – Hemos estado juntos por horas, hemos vivido bastante, hasta me ayudaste a tirar un cuerpo sin vida- Me miró confusa- y aún no sé tu nombre.- Ella rio.

-Me llamo Camila, Camila Brooke- Estiró su mano en forma de saludo y la tomé.

-Yo soy Logan Scoth, mucho gusto señorita Camila- Me miró a los ojos y no pude evitar sentir una conexión. –Ya casi amanece, creo que debes descansar y yo debo marcharme.

-Por favor no- Pidió

-¿Qué?-

-Quédate conmigo esta noche, no quiero estar sola, es mucho por hoy.-

-Será un placer, pero antes déjame curar tu labio- Ella asintió y después de al fin curar ese labio y poner pomada sobre el moretón que se empezaba a formar, nos quedamos dormidos en el sillón. 

Esta es la depresiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora