Epilogo.

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Narrador.

El sol caía sobre la pequeña casa, de madera, un padre y su hijo reposaban en la grama, muy cerca de la tumba de Isabella, sintiendo su proximidad, suspirando por su pérdida, pero teniéndola en el corazón, el padre tenía sus ojos cerrados, dormía, quizá. Pero el hijo, se levanto del suelo y miro directo hacia el balcón de su casa, pensando en que era su tía, María, pero no, esta mujer era diferente, tenía un hermoso cabello largo, color café, unos ojos grandes, profundos y penetrantes, y una sonrisa única, tan perfecta, que podía tocar su corazón.

-¿Mamá? –Pregunto mirando a aquella mujer, ella tenía un largo vestido blanco, que volaba con el viento, asintió –Te he extrañado –se quejo el niño.

-Yo a ti también –murmuro la hermosa dama.

-¿Volverás?

-No puedo hacerlo, pero sabes que nunca te he dejado, yo vivo en tu corazón.

-Pero ¿Qué pasara cuando necesite un abrazo?

-Te lo daré hijo, porque yo estoy a tu lado siempre, te abrazare cada vez que lo pidas, yo estaré para ti hijo, te amare siempre.

-Mamá, no te vayas.

-Perdóname hijo, pero debo hacerlo, solo quiero decirte que estoy muy orgullosa de ti, eres mi mejor logro, Christopher, eres un héroe y tu madre, está encantada con el hombre que eres.

El joven, cerró los ojos, Isabella bajo hasta su lado, y beso la frente de su pequeño, él lo sintió, no en su piel sino en su corazón.

-Te amo –dijo el castaño mirándola con esos ojos color miel.

-Tus ojos, son como los de tu padre y tú eres, tan valiente como él, Los amo a los dos.

-Quédate un poco, habla con mi padre.

-El sabe cuánto lo amo. No necesita que se lo vuelva a decir –bajo la mirada para encontrarse con un durmiente Zayn, más maduro, pero igual de atractivo.

-¿Es un adiós?

-Nunca será un adiós, será un hasta pronto –dio un abrazo a su hijo y susurro en su oreja –no dejes de hablar conmigo, hijo, yo siempre te escucho.

Al despedirse acaricio el cabello de su hijo y se despidió con la mano.

-Hasta pronto, madre.

El cuerpo de Bella, se cubrió de luz, y lentamente fue ascendiendo hasta llegar al cielo y volverse parte del firmamento.

Al abrir los ojos, Chris estaba en el suelo, se levanto apresurado, y su padre por el movimiento salto junto con él, el pequeño, conto a su padre lo ocurrido.

-¿Crees que fue un sueño? –su padre negó.

-No lo creo –susurro –siento su aroma –murmuro y dejo entrar en sus fosas nasales aquel dulce olor.

Coloco su brazo en el hombro de su hijo, dándole apoyo y diciéndole sin palabras que nunca estaría solo, que el seria su apoyo y que su madre, estaría para ellos siempre.

-Te amo papá

-Y yo a ti hijo.

Dijo firme, contento de poder vivir aquí con su hijo, en la casa que había construido para su familia, lejos de los laboratorios que ya no lo necesitaban, lejos de la civilización que apenas estaba resurgiendo.

Pensaba en que podría hacer, para que este momento fuera eterno,  para que a su alrededor, todo siguiera tan pacifico, para que el sol lo calentara por siempre, para que su hijo estuviera a salvo y para que el olor, del amor de su vida, de su esposa, siguiera en su nariz por siempre.

La Profecía |Zayn Malik|en ediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora