Capitulo 13

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N/A Chicas lean con la canción de multimedia <3

No podía seguir esperándolo, él ya no estaba, no regresaría eso era todo, sus últimas palabras aún dolían, estarían marcadas en mi corazón para siempre, imaginarlo como uno de esos seres me rompía en mil pedazos. Pero lo que realmente me lastimaba era pensar en que yo lo abandone, sí, lo abandone, por alguien a quien acababa de conocer, se sintió herido y me dejo, podía verlo, sentado en la parte alta de una montaña, el sol tocando su rostro las lagrimas cayendo por sus mejillas, dejando que la muerte llegara a él.

— Levántate —dijo una voz dulce, casi maternal — él está feliz, se fue, está en un lugar mejor, respirando tranquilo, ya no tendrá que correr.

— Él lo prometió, prometió cuidarnos, no se puede ir, no sin cumplir su promesa –aquella mujer me acuno en sus brazos, de la misma forma en la que mi madre lo hubiera hecho.

—¿Lo amabas? —preguntó acariciando mi cabello, una duda creció en mi cabeza, un nudo se formo en mi corazón y si era así ¿qué? Él ya no estaba, de nada servia saber si lo amaba o si sólo le tenía cariño, no respondí, me conforme con escuchar el ruido de su respiración, imaginando que era mi madre, que aún estaba aquí conmigo, cerré los ojos con la vaga esperanza de que al abrirlos él estaría aquí.

—Isabella —dijo un tipo de voz ronca —Juan quiere que vayas a practica de defensa —lo mire confundida limpiando mis lagrimas.

— Ve, te ayudara a despejar la mente —dijo la mujer.

— Está bien —dije incorporándome —¿Cuál es tu nombre? —pregunte.

—María —sonrió.

Llegamos a un campo gigante en medio del bosque, con algunos obstáculos en él se veían muchas personas desde niños hasta adultos.

— Aprenderás a disparar —apuntó. El sujeto que me había traído hasta aquí, me ofreció un arma.

— Tengo la mía, ya sé disparar —dije con cierto tono de frivolidad.

— Veamos que también lo haces —me reto.

— Muy bien.

— Dispara a aquel Walker —señalo a un caminante de pelo negro y chaqueta de cuero que se veía a lo lejos —toma —me entrego un arma con mira —con esto apuntaras y no fallaras la tome —acércate un poco yo te cubro.

— Okay —dije y corrí a unos 10 metros de distancia apunte y fije mi vista en el Walker —Dios mío —logre susurrar —no tú, no puedes ser tú —dije levantando el tono de mi voz, corrí en su dirección, las lagrimas volaban por mi rostro, sentía que el mundo volvía a derrumbarse que se iba a la mierda, pero esta vez me llevaba con él —maldición —masculle al tropezar, me levante de inmediato y llegue a su lado a una distancia de no más de un metro. Su rostro estaba demacrado, tenia barba y su pelo había crecido considerablemente.

—¡Hey! cuidado a donde apuntas —observo el arma.

— Te vas un mes, un maldito mes ¿y es lo único que dices? —Mi respiración estaba agitada y de mi boca sólo salían sollozos —Malik —dije y me colgué de su cuello, no quería soltarlo en mis planes no estaba dejar que se alejara no de nuevo.

— Perdóname ángel, no debí irme, es sólo que...

—¿Qué? —le incite a terminar.

—No es momento de saberlo —me invadió la duda —estoy aquí, para cuidar de ti.

— No —dije sería, pero aún mis brazos rodeaban su cuello —no prometas cosas que no cumplirás.

— Pero aquí estoy, tú estas bien, se acabo —dijo besando mi cabeza.

—¿Dónde estuviste? —dije y me separe de su cuerpo.

— Sobreviví, Bells –mi corazón dio un vuelco al escuchar que me llamara así, como lo extrañaba —y ahora estoy contigo, deja el pasado atrás.

— Vamos al campamento, deben estar preocupados —me miro confundido —corrí hacia un Walker, creerán que fue intento de suicidio.

— Te extrañe –suspiró.

— No más de lo que yo te extrañe a ti —miré al cielo, agradecí a Dios por traerlo de vuelta.

— Nunca te deje, mi alma y mi pensamiento siempre estuvieron contigo —murmuró.

— Mi corazón y mi espíritu te acompañaron —sonreí, me devolvió la sonrisa, se detuvo un segundo y beso mi frente —prométeme, y que esta vez sea real que no me dejaras, que siempre estarás con nosotras.

— Te lo prometo, estaremos juntos, nunca las volveré a dejar.

— No sé si creerte —mire el suelo mientras que caminábamos de regreso, su brazo rodeaba mis hombros.

— Confía en mí —sus ojos se iluminaron.

— Tendrás que recuperar mi confianza —susurre adelantándome a mi amigo, sin perderlo de vista, sin dejar de sentir su compañía, la compañía que tanto extrañe. 

Guarde las manos en mis bolsillos, hacia poco frió, pero me sentía expuesta, la rutina de este mes me tenía un poco aislada, pero ahora estaba con él, éramos de nuevo él y yo, mi mejor amigo, el moreno de ojos miel que tanto quería, por el que tanto temía, y al que encomendé a Dios. 

Mil pensamientos cruzaron mi cabeza, ¿Dónde estuvo? ¿Pudo comer?, uno de los pensamientos más egoísta que cruzo en ese momento mi mente fue: ¿me extraño tanto como yo a él?, el silencio era incomodo, pero mi corazón solo quería observarlo, su imagen era tan distinta a la que yo guardaba en mi cabeza, de la última vez que lo había visto, sus mejillas se hundían, sus huesos eran muy notables y bajo sus dulces ojos, ojeras enormes de un tono negro muy oscuro se apoderaban de gran parte de su rostro. Pero debajo de esa barba, larga y espesa digna de estos meses, estaba él y eso era lo único que me importaba, volver a verlo, tenerlo cerca, Zayn, mi Zayn estaba aquí, podía protegerlo, podía cuidarlo, o tal vez él podía cuidarme.

Lo único que realmente me importaba era eso, que él estaba vivo, se sintió algo acosado gracias a mis ojos profundos puestos en él, levanto su rostro, estaba considerablemente lejos de mi pero aun así me sonrió, guardo sus manos en los bolsillo de su pantalón y regreso su mirada, al verde pasto, mirando algunas gotas de roció que se posaban en la naturaleza. Regrese mi mirada al frente, pude notar en las rejas la mirada necia de Juan, sus ojos cambiaron de un tono brillante a totalmente opaco cuando noto al moreno que caminaba detrás mío 


La Profecía |Zayn Malik|en ediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora