KISUKE

Capítulo 2:

Nueva ruta

    Luego del suceso me di cuenta que me había quedado huérfano, pero Sebastián quiso investigar sobre mí y se dio cuenta de que yo no tenía más familiares, de tal forma este me pregunta si le tenía rencor a ese demonio y sin titubear respondí ¡¡¡más que solo rencor, Odio!!! Entonces el me propuso entrar en la academia militar más famosa de Japón "El Temple de acero" pero aun así no tenía idea de cómo ingresar a ese lugar, entonces Sebastián me hablo sobre su familia, con esto me propuso encargarse de mí, hasta poder aprobar la solicitud de la academia.

Lo increíble es que pude entrar a ese instituto con la edad de ocho años, desde luego ayudado por Sebastián que por alguna razón tenía muchos lazos con ella, luego de eso comienzo mis días en ese lugar y honestamente al principio fue muy duro, pero mi odio era tan grande como para segar al sol así que lo soporte.

Las clases sobre los demonios fueron muy productivas y cuando llegaban las practicas físicas por lo general perdía contra la mayoría, ya que todos eran adultos o adolecentes, en resumen eran más fuertes que yo, sin embargo, el tiempo y la derrota me llevo a mejorar a tal grado que al avanzar a las clases de artes marciales lograba llevar a cabo una técnica más refinada y al tener duelos lograba derrotarlos. Claro me tomo mi tiempo tener un logro... como un año, pero valió el esfuerzo de esta manera pasan los cuatro años que debía pasar en la academia.

Cuando llego el día de mi graduación como soldado, puse mi mirada en el futuro y desde allí empezó mi recorrido hasta que me envían una notificación en la cual se me avisa que un niño soldado no puede ir directamente a un cuerpo militar por lo tanto se me asigno un tutor, luego de eso espere a mi instructor en la sede de los soldados y veo a otros chicos que parecían esperar también, entonces al llegar mi tutor llamado Takeshi Kirigaya este se presenta y me dice que dos chicas y un chico serian mis compañeros de equipo y justo eran los chicos que estaban esperando junto a mí, luego de conocernos iniciamos una conversación sobre lo que haríamos como equipo, algo que me sorprendió es que no era el único niño que se convertiría en soldado.