KISUKE

Capítulo 38:

El ideal de Nagara

      Cuando empezó a hablar sobre su historia, pude notar que su expresión era un poco triste.

      -Nagara: Mis padres, a pesar de ser personas de negocios nunca han tenido mucho interés en mí, siempre le ponen su atención a mis hermanas mayores, por cierto tengo dos hermanas... mi familia ha sido muy apática hacia a mí, siempre me excluyen y me aíslan, cuando quise formar parte, me apartaron a la fuerza y desde entonces quise ser mejor... pero ha sido muy difícil seguir adelante.

      -Kisuke: Puedo entenderte... pero si sigues como vas, es posible que te reconozcan. Por cierto, ¿porque decidiste ser un soldado?

      -Justin: Si, cuéntanos, a mí también me gustaría saber.

      -Nagara: Pues... fue por mi abuelo, gracias a su entrenamiento, pude tener el valor para ser como el, y créanme pase por varias cosas por su tutela. Con todo eso tuve lo necesario mas no lo suficiente... mi abuelo falleció hace dos años y no pude decirle lo agradecido que estaba por ser mi maestro y mi amado abuelo. Es por eso que decidí hacer realidad el anhelo de mi tutor, ser uno de los seis caballeros del pináculo. ¡Esa es mi meta!

      -Kisuke: ¿Caballeros del pináculo? ¿Qué son?

      -Justin: Enserio, ¿no sabes quiénes son? Bueno déjame explicarte un poco. Ellos son la entidad militar más poderosa de todos los países, además de ser independientes, ósea no necesitan de la O.M.C para saber qué hacer.

      -Nagara: También son llamados pináculos, porque su Kai es anormal, en pocas palabras son muy fuertes. Hmm... aparte de eso, son seis los que comparten este título, algo raro, pero increíble ya que sus poderes son todo un misterio.

      -Kisuke: Ya veo... ¡Se oyen genial! Me gustaría conocerlos, y también quisiera que llegaras a ser como ellos Nagara.

Tras la charla entre amigos, nuestra relación se había fortalecido un poco más de manera que las cosas se movían por buen camino. Al llegar el día siguiente, empacamos y empezamos a marchar rumbo a la ciudad y mientras caminábamos, hablábamos, reímos, tropezamos y nos ensuciamos.

Al estar cerca de una colina y casi llegando a la ciudad tuvimos un pequeño avistamiento de una gran mansión que por fuera su belleza destacaba de manera radical. Entonces creí pisar en buen lugar, pero termine cayendo por la colina y los demás vinieron por mí; estando juntos lo primero que observe era si me había roto un hueso, pero estaba bien.

Sin percatarnos, ya estábamos frente a la mansión lo cual nos pareció afortunado, ya que teníamos más certeza de llegar temprano a la ciudad, entonces un vehículo muy lujoso se estaciona a nuestros pies y lo primero que sucede es que alguien se baja por su puerta. Un hombre de cabellos rubios como Justin se nos acerca para ofrecernos ayuda, sin dudar no pensamos mucho y la aceptamos. El hombre se nos presentó como Lucas D. Robinson, un tipo joven de 27 años y millonario que ha vivido en Japón mucho tiempo; dada la situación parecía que la noche se acercaba.