~Prefacio~

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Miraba con fastidio el reloj del tablero de la Range de mi padre, estaba harta de estar en la misma posición pero no tenía opción. A mis progenitores se les había ocurrido la brillante idea (nótese el sarcasmo) de llevarme a vivir con mi tío Mike en Palm Beach Florida, supuestamente con aquello me estaban ayudando a salir de la depresión en la que me encontraba sumida, pero lo que ellos no sabían era que yo había decidido estar de aquella forma. Sin James yo era nada.

-Se que no estás muy entusiasmada con la idea de irte a vivir con tu tío, pero por lo menos allá está Sara y sé que mantienen una muy buena relación -Mire solo un segundo los ojos de mi padre por el espejo retrovisor sin mostrar ningún tipo de emoción.

-Vamos Dolly -dijo ahora mi madre girándose un poco en el asiento delantero para mirarme a los ojos-Pon un poco de esfuerzo cariño, te amamos y nunca haríamos algo que no pensáramos que es bueno para ti-Solté un resoplido y lleve los ojos a la carretera, había dado por terminada aquella conversación.

Había estado unas dos veces en Florida por vacaciones desde que Sara se mudo y el sitio estaba bien, pero yo estaba acostumbrada a vivir fuera del bullicio y la vida en la gran ciudad eso realmente no era lo mío, ni siquiera me visualizaba en un ambiente como aquel, pero ya la decisión estaba tomada y lo que yo pensara no importaba, porque hasta la Dra. Connors estuvo de acuerdo para que hiciera este ridículo viaje.

-Necesito ir al baño -era lo primero que pronunciaba desde que emprendimos aquel viaje y sentí la garganta rasposa tendría que tratar por lo menos de comunicarme con monosílabos.

Mi padre se detuvo en la primera estación de descanso que encontró, mamá pregunto si quería compañía a lo que negué con la cabeza y procedí a bajarme del vehículo, solo había puesto un pie fuera cuando un estúpido en una pick up roja casi me atropella, golpee con mi pierna la parte delantera de aquella camioneta sin poder evitarlo y el tipo soltó un improperio y no pude evitar levantar mis labios en un sonrisa.

- ¡Maldita perra! -vociferó y yo le saque el dedo corazón mientras me dirigía al interior del establecimiento y por primera vez después de dos años me sentí como la vieja Dolly, la Dolly antes de James. La Dolly que mandaba a la mierda a todo el mundo.

El mismo cielo✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora