Mi madre me mira con ojos de gato fascinado viéndome con el vestido hecho especialmente para mí, está tan embobada que ni siquiera se fija en que estoy jugando con la navaja de la tía Jane, un pequeño juguete que me heredó junto con su gran residencia en la zona tropical de Marley, la tía Jane siempre me dijo que fui su preferida. Murió de una fiebre, soltera y sin hijos, en su lecho de muerte nos dijo que heredaría toda su herencia a uno de los tres. A mis hermanos apenas y les afectó cuando fui la elegida. Agna contaba con la herencia de mis padres más el gran patrimonio de su millonario esposo, y Roth sabe que, de los tres, él recibirá mayor herencia por parte de nuestros padres.
Estoy parada frente a un espejo sobre un bloque de madera, mi madre me rodea observando el vestido y tocando la tela. A mis lados están Fredei y Viveka soportando los jadeos y llantos de sus alegres madres viéndolas en un vestido de gala. Fredei lleva un vestido azul claro y frío que combina con sus ojos y la hacen ver como la reina de las nieves, es de corte de cintura alta y tiene el torso ajustado, sin escote y sin mangas, la falda cae en cascada y va oscureciéndose hasta parecer un azul oscuro de un lago a mitad del invierno. Viveka lleva un vestido esmeralda de terciopelo con bordados dorados por todo el torso del vestido, es su escote es de mangas y es un vestido evasé. Mi vestido es de satín morado, con corte evasé y escote de un hombro descubierto,en este caso, el derecho. Tela translucida dorada cubre el torso y cae sobre mi hombro cubierto, me gusta el efecto de la tela cayendo por mi hombro.
Mi madre siempre me dijo que el morado se relacionaba con la realeza, en pinturas antiguas siempre veía el morado y el dorado en los vestidos de las reinas y en joyas de las coronas. El vestido tenía brillos dorados que destacaban con el reflejo de la luz.
-Deja de jugar, Kirya - tomo la navaja por el mango y me quedo quieta -. ¿Te irás con el pelo recogido?
-Medio recogido - le digo -. ¿Acaso no es suficiente con este vestido?
-Te verás hermosa - dice mi madre mientras ve donde puede ajustar el vestido -. Tengo a dos pretendientes en mente que pueden pedir tu mano.
-Pero, madre, ¿qué haré con solo una mano? - me pellizca en la cintura.
-Necesitas casarte, Kirya. Solo así dejarás esa tontería del ejercito...
-Oh madre, ¿y si el dueño de mi corazón pertenece al ejercito? - finjo dramatismo en mi voz, como si estuviera leyéndole uno de sus estúpidos libros de romance trágico -. Me veré entonces, obligada a seguirlo, porque yo sin él, no soy nada.
-No digas tonterías, esta es la vida real. Él se iría a cumplir su deber y tú te quedarías a cumplir con el tuyo.
-¿Y cuál es ese?
-Darme nietos.
-No quiero demonios corriendo por mi casa - tal vez debí de haber usado otra palabra en lugar de demonios, todas las mujeres presentes me miraron como si no sirviera para otra cosa que no fuera dar a luz -. Esa es la vida de Agna, madre. No la mía.
Mi madre me toma de ambas manos y me hace mirarla a los ojos, se sube a la plataforma y me acaricia la mejilla con gentileza. Por primera vez en mi vida, veo sinceridad en sus ojos, veo que me habla como mi madre, como mujer, y no como la dama que forjaron sus padres.
-Sé a lo que te refieres, hija - me sonríe, hay nostalgia en su mirada -. Pero una vez que tengas esos "demonios" corriendo en tu casa, todo lo demás será secundario. Todos esos sueños, todas esas ambiciones, son nada comparados a la risa de tu bebé.
Tomo las manos de mi madre con gentileza y las aparto de mi rostro, le beso los nudillos con respeto y cariño.
-No soy como tú, mamá. Lo siento.

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Prohibido. (BertholdtxY/N)
FanfictionPortada: pintura por Lidia Timoshenko. (no encontré el nombre) Todos saben que esto no debería ser, que está prohibido. Una marleyana y un erdiano. Parece un chiste del que nadie se reiría. Si tan solo y/n no hubiera ido a esa estúpida prueba, si...