Este regaño deberían de dármelo mis padres no mis madres adoptivas pero la vida es curiosa. Atlas y yo estamos sentados en Inteligencia mientras Padelli y Karina tratan de averiguar como tocar el tema, traté de explicarles pero ni siquiera me dejaron hablar. Nos mandaron directamente a la mesa mientras ellas hablaban. Atlas sonríe y le pateo la pierna debajo de la mesa, arrugo la nariz y me saca la lengua.
Entonces llegan mis madres.
-No es el hecho de que estuvieran en el ático - cierro los ojos con fuerza cuando Karina empieza a hablar -, es el hecho de que trajiste a un civil a Inteligencia.
-No hicimos nada - me quejo -. Lo juro, íbamos a buscar comida.
-Cariño, tuvimos tu edad hace años, sabemos lo que puedes sentir, solo queremos que tengan en claro lo que están haciendo... requiere responsabilidad.
-Pero no pasó nada - Atlas está teniendo la risa de su vida mientras me muero de vergüenza.
-Lo sabemos - dice Padelli -. Cuando Karina y yo llegamos a casa, hacemos "nada".
-Oh por Dios - me cubro el rostro -. No de nuevo.
-Nosotras no tenemos el riesgo que ellos tienen, Ana - le dice Karina. Padelli y Karina comparten una mirada, asienten, acordando silenciosamente en algo, y Karina nos mira -. Esperen un momento.
Se dan media vuelta pero decido terminar con este sufrimiento.
-Es de Diere y lo estoy escondiendo, y antes de que digan algo, ya es tarde para salir de esto - ambas me miran -. Prometí ayudarlo.
-Entonces... - empiezan ambas.
-Atlas Belmont - extiende la mano y mis madres la aceptan con una sonrisa avergonzada -. Nos conocimos hace tres días.
Atlas les explica su historia: huye y me encuentra, ya me empieza a aburrir. Padelli y Karina se miran y me miran, prometo explicarles luego, pero por el momento ambas sonríen.
-Gracias a Dios, estaba preocupándome de darte tanta libertad - dice Karina.
-¿Así que puedo tener a un chico en mi ático mientras no me acueste con él?
-Sí - dice Padelli -. Por cierto, soy Ana Padelli y ella es Karina Kerley, cuidamos de Y/N aquí en el ejercito.
-Me preguntaba como Kirya consiguió el ático - dice Atlas.
-¿Kirya? - preguntan ambas.
-Como sea - estoy harta de interrogatorios, preguntas y temas sexuales -. ¿Por qué no me dijeron que estaban juntas?
-Creíamos que ya sabías - dice Padelli -. Es algo obvio - miro a Atlas, asiente y ruedo los ojos.
-Me voy a dormir, no puedo creer que este cansada a las tres de la tarde - me pongo y miro a Atlas -. Come con ellas, conócelas, a partir de ahora no te las quitarás de encima.
Un espejo imaginario cuelga sobre mí, me muestra la sangre en mis venas y arterias, brilla por su pureza, me mantiene viva y sobre todos los demás. A mi lado está Bertholdt, su sangre se ve opaca, sucia, indigna pero no porque lleve tierra por su sistema circulatorio. Bertholdt lleva una maldición en la sangre, esa sangre lo mantiene vivo, esa sangre es su condena. Para mí, su sangre puede significar mi muerte, para él, mi sangre puede significar un castigo peor que la muerte. Pero ambos nos vemos atraídos sin importar cuanto lo inténtenos.
Si sobrepongo mi sistema circulatorio con el suyo, la sangre se mezcla perfectamente, toma el color del vino y brilla con una oscuridad radiante. Como si estuvieran destinadas a ser mezcladas. Pero entonces algo la aparta de mí, un mar de distancia y tres muros lo alejan de mí y por más que quiera no puedo alcanzarlo.

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Prohibido. (BertholdtxY/N)
FanfictionPortada: pintura por Lidia Timoshenko. (no encontré el nombre) Todos saben que esto no debería ser, que está prohibido. Una marleyana y un erdiano. Parece un chiste del que nadie se reiría. Si tan solo y/n no hubiera ido a esa estúpida prueba, si...