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Abro los ojos y siento un vacío en el pecho al no sentir a Atlas a mi lado. Recuerdo haberme quedado dormida en sus brazos, aún está oscuro por lo que puede que haya salido a caminar por la base a esta hora que no hay nadie por los pasillos. Me pasó hace unas noches, no lo encontraba por ningún lado y cuando volvió me dijo que fue a ejercitarse ya que no podía hacer mucho ruido en el ático durante el día. Me siento en la orilla de la cama y bajo los pies, ahogo un grito y me paro sobre la cama. 

Me cubro el rostro y recupero la respiración, me acerco a la orilla de nuevo y confirmo mi sospecha, me bajó de la cama y sacudo a Atlas del brazo. Tal vez se cayó de la cama, pero me sorprende que se haya quedado durmiendo en el piso. 

-¿Qué quieres? - dice molesto. 

-Te caíste de la cama. 

-No - se sienta y se talla el ojo, me mira adormilado -. Tú te mueves mucho y me empujaste por la orilla. 

-Lo siento - me río -. Te recuerdo que yo siempre duermo en la orilla. 

Ayudo a Atlas a levantarse y dejo que entre primero a la cama, después voy yo. Atlas se recuesta mirando a la pared y yo me quedo mirando su espalda, cierro los ojos dispuesta a dormirme de nuevo pero Atlas arruina mis planes al hablar. 

-¿Cómo estás? - dice en un susurro, como si temiera hacer la pregunta. 

-Estaré bien - me remuevo incomoda -. Estaré bien - me reafirmo. 

-¿Qué sucedió en Coterra? - Atlas se gira para mirarme a los ojos, se baja a mi altura y veo que dobla las rodillas para que sus pies no sobresalgan del colchón. 

-Si esperas dos días más te lo diré. 

-Me enamoré de una chica mientras me entrenaban en Inteligencia - se relame los labios -. Alta, ojos y cabello negro, con pecas en las mejillas que ella detestaba. Trabajaba para el jefe de la división, la conocí porque de vez en cuando ella me instruía mis lecciones, a veces ella se ofrecía dármelas sin que el jefe se lo pidiera. Un día, al llegar, dos de ahí me tomaron por los brazos y me arrastraron a un cuarto de interrogación, me preguntaron sobre un código de una caja fuerte, información de armas, de instalaciones... cosas de las que no tenía idea; estaban a punto de torturarme para ver si decía la verdad pero entonces llegó el jefe diciendo que era inocente. Resulta que la chica era una espía de otro país, y me había usado para acercarse al jefe y tener mayor acceso a la información clasificada en Inteligencia. 

-¿Y qué pasó? - Atlas estira su mano hasta la mía y juega con mis dedos. 

-Ella dijo la verdad, ella dijo que solo me había usado y estuve presente cuando le dispararon en la frente - se me entumece la cara cuando coloca sus dedos en mi entrecejo, después vuelve a bajar su mano a mis dedos -. Después de ella, he mantenido mi guardia arriba. 

-Como primer amor debió de haber dejado un trauma feo - asiente con una media sonrisa. 

-Te toca - me mira a los ojos -. ¿Qué pasó en Coterra? 

Suspiro. Sé que puedo negarme, sé que no me va a obligar a hablar si no quiero. Sé que me dijo lo que le pasó como un intercambio de información, una manera de salir de aprietos si te atrapan. "Esta información por aquella", son negocios. Sin embargo, a casi una semana de vivir con él siento que lo conozco bien. Me la paso casi todo el día aquí cuidándolo y haciéndole compañía para que no se aburra, Atlas es bueno. Puedo confiar en él. Sólo espero no equivocarme de nuevo en quien deposito mi confianza. 

Así que le empiezo a decir desde que mi padre y Karina fueron los dos que me propusieron para ir a Coterra, como la junta lo aprobó pero mi madre no, como tuve que irme a media noche para poder salir de casa sin que ella se diera cuenta; como llegué a Coterra, como llegué a la casa del general, como nos hicimos cercanos, él sin una hija y yo una supuesta huérfana. 

Prohibido. (BertholdtxY/N)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora