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La camioneta se detiene en la base para dejar a las personas que nos quedaremos a atender a los soldados. Mientras espero que los demás salgan veo que el vehículo en donde va mi padre ni siquiera se detiene y sigue hasta el puerto militar. Recuerdo que yo llegué por el comercial.

Cuando estamos abajo, quedan el jefe Kerley y otros tres mandos adentro. Karina cierra la puerta y le da dos golpes con el puño, el conductor entiende y acelera a toda velocidad para llegar al puerto. 

Tomo a Fredei de la muñeca y la llevo hasta la Enfermería para ir preparando las cosas. La mayoría de ellos vendrán ya atendidos por el equipo médico especial, pero son cuidados rápidos y de emergencia, hechos con tal de mantenerlo con vida. Algunos otros están totalmente cuidados pero son casos muy especiales, los médicos militares especializados en la batalla, saben que el tiempo es valiosos, y deben de ser analíticos al momento de escoger a quien le harán una cirugía de dos o cinco horas. Es por eso que se hace un chequeo general cuando regresan, solo para tener control y registro. 

Cuando regresé, Viveka y Fredei tuvieron que llevarme a la base para dicho chequeo médico. Padelli me dijo que estaba bien e incluso me felicitó por haberme saturado la herida yo solita. 

Cuando llegamos, ya hay enfermeros acomodando las camillas en la enfermería y hay otros más preparándose para entrar a cirugía si es necesario. Karina y Padelli se van al fondo y veo que se dirigen al armario donde tienen su uniforme de repuesto, entonces me llevo a Fredei de ahí y corremos hasta Inteligencia. Al llegar, voy al estante a mi derecha por las llaves del ático y al tomarlas, llevo a Fredei al fondo de la sala y subimos las escaleras de caracol. 

-¿Estás viviendo aquí? - asiento mientras voy al ropero con mi ropa de cambio -. Idiota, sabes que puedes ir conmigo. 

-Tal vez lo haga - abro el ropero y busco el uniforma más gastados, de los que no pasa nada si se llenan de sangre -. No voy a volver a casa. 

Fredei se acerca y justo encuentro el uniforme, ella es más alta que yo así que le doy un uniforme que me pasó Karina cuando recién llegué, nunca lo ajusté a mi medida así que es hora de que se los pase a mi amiga. Entonces encuentro el que me queda y comienzo a quitarme el vestido. 

En menos de cinco minutos estoy vestida pero Fredei batalla un poco, así que voy a ayudarla. Es algo que aprenderá con el tiempo, ambas doblamos los vestidos y los dejamos sobre la cama. Entonces le digo que me siga y volvemos sobre nuestros pasos en dirección a Enfermería. 

Al llegar, Padelli le dice a Fredei que se quede pegada a ella. Fredei tiene algo de conocimiento teórico, era necesario para poder postularse pero la práctica la aprendería ahí. Padelli me deja bajo el mando de Karina, las tres sabemos que es más por protocolo que porque necesite supervisión. Entonces llegan los soldados. 

Desde el pasillo, hay otros enfermeros y doctores separando y clasificándolos de acuerdo al tipo de atención que necesitan. Hay muy pocos que necesitan intervención quirúrgica y los que la necesitan no es cuestión de vida o muerte. Los que tienen algún hueso roto o algún musculo desgarrado son extraídos de sus yesos y se inspeccionan sus heridas, ahí es donde está Fredei, se junta con otros doctores y enfermeros experimentados y les va facilitando los materiales y ofreciendo su apoyo. 

Los que tienen miembros amputados son los que abundan y reciben más atención, desinfectan sus heridas con mayor dedicación, algunos incluso están sedados. Entonces veo a mis camilleros favoritos acercarse trayendo más personas, me saludan y les sonrío a pesar del ambiente en el que estamos. 

-¿Cuantos faltan? - pregunto. 

-No muchos - dice Martín -. Dividieron a los que volvieron entre las distintas bases. 

Prohibido. (BertholdtxY/N)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora