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Brincó con susto cuando sintió a alguien tocar su hombro, el hombre que estaba de pie a su lado lo miró con sorpresa.

—Lo lamento, no quise asustarlo —se disculpó el médico.

—Esta bien —dijo Taehyung.

—De casualidad sabe ¿dónde puedo encontrar a los familiares del joven Jung? —le cuestionó el hombre, Taehyung en seguida se puso de pie.

—Yo soy su... Alfa —habló con tristeza al decir lo último. Aún no sabía si el omega lo aceptaría de nuevo

— Oh perfecto. El omega acaba de despertar, aunque aún no le puedo permitir verlo, necesito hacerle unos estudios para confirmar que está fuera de peligro —explicó el médico.

Taehyung asintió sintiéndose feliz de que Hoseok ya haya despertado.

—Lo mantendré informado hasta que pueda pasar a verlo —dijo el hombre.

—Muchas gracias doctor.

El hombre de bata blanca se retiró después de hacer una reverencia.

Taehyung sintió su lobo comenzar a brincar queriendo ir hacia donde su pareja estaba y a pesar de que él mismo también quería hacer eso, lo ignoró y evitó dejarlo salir. No quería cometer un error más de los que ya tenía con el omega. Quería hacer las cosas bien pedirle perdón, una oportunidad más, y hacerlo feliz. Pero primero debía arreglar lo que tenía pendiente con su madre.

Sacó su nivel del bolsillo y marcó un número, tenía el plan perfecto para que su madre por fin cayera, pero necesitaba ayuda.

—Namjoon necesito de tu ayuda.

[ • • • ]

Miró con desdén la casa beige que tenía al frente, tantos recuerdos agridulces le venían a la mente al ver aquellas puertas, las ventanas que daban hacia la sala, o el gran jardín aquel donde su madre solía aventarlo.

—Mami yo no hice nada —gritó el pequeño niño con lágrimas en sus regordetas mejillas.

Su madre lo llevaba a jalones hacia afuera de la casa, la brisa fría le erizo la piel, la lluvia parecía intensificarse más conforme a los pasos que daba.

Callate tú eres el culpable de todo, me arruinaste la vida.

—No, no, yo no hice nada mami

—Que te calles —volvió a gritar la mujer, tirando aún más fuerte del brazo de su pequeño hijo hasta que lo aventó hacia el jardín bajo la intensa lluvia —. Ahí te vas a quedar por ser un niño malo no te quiero ver cerca de la puerta.

Su mamá se fue y aunque lloró y le dijo que tenía frío se quedó ahí, porque ya no quería ser un niño malo, ya no quería hacer enojar a su mamá, y porque no quería que ella le siguiera diciendo esas cosas tan horribles. Él no había hecho nada siempre trataba de hacer lo que sus papás le pedían pero su mamá siempre le regañaba, pegaba y gritaba. Su padre era el que siempre lo consolaba, le abrazaba y le decía que su madre solo estaba un poco enojada.

La lluvia lo empapó por completo se sentó en el suelo y se abrazo así mismo por el frío, no podía hacer más, su papá estaba en el trabajo él era el único que lo protegía. Lloró y sollozó pero las gotas sonaban que pegaban en el suelo ocultaban su llanto y dolor.

Movió la cabeza en negación no era momento de recordar su pasado, a paso firme se acercó a la puerta y tocó con fuerza una y otra vez.

—Ya voy —escuchó a Karim, la pareja de su madre—, ¿Y tú qué haces aquí? —cuestionó él de manera tosca.

FRUTOS ROJOS | VhopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora