Él, un chico millonario cuyo futuro estaba perfectamente planeado, hasta que conoció a alguien e hizo que en una sola noche la vida de los dos cambiara para siempre.
Amándose y odiandose, retos y desafíos que tendrán que pasar para poder vivir a lad...
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Al ver así a Tsuki, inmediatamente Taiyō sabía que algo no estaba del todo bien, su mirada estaba abajo y sus manos algo inquietas a lo que Taiyō se acercó más a él y le pregunto:
–¿Que sucede?–.
Tsuki solo suspiro y se dedicó a contestar.
–Hace rato llamo un compañero que tengo en la universidad preguntando porque no había ido. Yo no le dije la verdad pero eso me hizo pensar en lo que estaba pasando, es decir, ¿Que pasará con la universidad?, No puedo asistir en este estado–Respondió aún con su mirada abajo–.
–Yo tambien he estado pensando últimamente acerca de ese tema–Menciono–.
–¿Que vamos a hacer?–Pregunto un poco preocupado y con sus ojos un poco llorosos–.
Al verlo así, sin dudarlo, Taiyō lo abrazo y lo sostuvo en sus brazos y con sus manos acariciaba su cabeza, Tsuki podía percibir el calor y el olor que transmitía, tanto fue el sentimiento que las lágrimas no pudieron contenerse de sus ojos.
–Oye, tranquilo, todo va a salir bien ¿De acuerdo?–.
–Pero, yo estoy embarazado y no creo que tú familia me acepte–Dijo entre lloriqueos–.
–No digas eso, no pienso que mi familia te haga sentir inferior, además claro que vas a terminar la universidad, solo hay que esperar, no creo que quieras ir así, con esas náuseas y mareos ¿O si?–.
Tsuki se separó de Taiyō y se limpio las lágrimas que habían escurrido de su cara.
–No, no quisiera ir en este estado....–.
–Trataré de que mi familia te conozca como mi pareja y si llegan a hacerte sentir mal, te prometo que nos iremos de aquí, aún lugar donde nadie te haga sentir mal ¿De cuerdo?, estando yo nadie te va a lastimar–.
Al escuchar esas palabras de Taiyō, su corazón comenzó a latir demasiado fuerte, dentro de el se llenó de confianza y esperanza, alguien por fin se estaba preocupando por el.
Cuando Tsuki entro en razón recordó que tenía que servirle el desayuno así que se levantó en dirección hacia la cocina para llevar los platos a la mesa.
Ambos comenzaron a desayunar y entre eso, Tsuki, comenzó con la plática.
–Entonces el doctor dijo que tu brazo iba bien ¿Verdad?–.
