30. Sueño

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Domingo 4 del 03 del 2024, 15:16.

Barcelona.

NATALIA

-Natalia: ¿Te puedo dar un beso? —pregunté mirándola fijamente—.

Su sonrisa desapareció en un instante.

«Mierda, ca-ga-da monumental» pensé maldiciendo.

-Alba: Esa canción, ¿para quién iba?

Su pregunta me descolocó.

«Joder, ya ha descubierto el significado» pensé intentando elaborar una respuesta convincente.

-Natalia: Para mi ex, para dejar esa época que aún seguía aquí —dije poniendo mi mano sobre el pecho—.

Seguro que se pensaba que iba para ella, y sí, iba para ella pero no se lo iba a decir, ¿no? El silencio inundó el ambiente que había estado cargado de complicidad.

-Natalia: Iba para ti —dije para no mentirla—. El motivo es el mismo pero no la persona —dije corrigiendo—.

Nos quedamos en silencio mirándonos, seguro que estaría procesando lo que acababa de decir.

-Alba: Bueno, yo me tengo que ir —dijo levantándose del sofá—.
-Natalia: Alba —dije levantándome y agarrándola del brazo para que no se fuese—.

Me miró desafiante y entendí el porqué. La solté el brazo pero bloquee con mi cuerpo la puerta.

-Natalia: No te vayas por favor...
-Alba: Es que me estás diciendo que me quieres besar y que esa canción iba para mí, no sé, yo creo que tengo derecho a pensar, ¿no?
-Natalia: ¿Pensar qué Alba? Creo que nos queremos y podemos intentarlo... —dije nerviosa—.
-Alba: ¿Y tú cómo sabes que yo te quiero?
-Natalia: ¿Acaso no es cierto? —pregunté medio sonriendo—.

No respondió, me acerqué a ella lentamente hasta quedar a centímetros. No se movía, pero tampoco me miraba.

-Natalia: Albi... —dije alzando su barbilla—.

Sus ojos evitaron mirarme pero cuando lo hicieron pude ver un poco de miedo en ellos.

-Natalia: No quiero que sientas miedo... —dije susurrando—, solo quiero que sientas todo lo que yo siento por ti.

Pedazo confesión que la acababa de decir, y eso que para mí eso es ser cursi, no, lo siguiente.

-Alba: No sé cómo gestionarlo —dijo también susurrando—.
-Natalia: Solo hay que dejarnos llevar...

Y entonces juntamos nuestros labios en un beso suave y lento. El sonido de mi móvil nos sacó del bucle en el que habíamos entrado. Nos separamos y nos miramos.

-Natalia: Espera un momento —dije yendo a mi habitación—.

Fui a coger la llamada.

-Natalia: ¿Qué pasa Elena?

Me extrañaba que mi hermana me llamara, creo que en toda mi vida me había llamado dos veces.

-Elena: Natalia, ven a Madrid ya.
-Natalia: ¿Qué? —pregunté asustada—.
-Elena: Tu sobrino te necesita.
-Natalia: ¿Ya está de parto?
-Elena: Sí hermana, que para ser la mayor estás un poco torpe eh.
-Natalia: Vale, en unas horas estoy allí.
-Elena: Ok.

Colgué, empecé a coger alguna prenda para guardarlas en una mochila. Cuando terminé fui a la entrada.

-Natalia: ¿Alba? —pregunté al no escuchar ningún ruido—.

Empiezo a Caer | ALBALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora