Empiezo a Caer | ALBALIA

35. Pedra Filosofal

Viernes 22 del 03 del 2024, 11:07

Barcelona.

SIN POV

La semana posterior la pasaron entre mañanas sin verse las caras y noches fogosas y sin descansos, es por ello que ambas presentaban unas ojeras bastante notables imposibles de tapar.
Pero menos mal que no tenían que relacionarse mucho, Natalia tenía que idear un plan para lo de Estados Unidos y Alba igual pero supervisando las cuentas.

El móvil de la última empezó a vibrar y por ello, dejó lo que estaba haciendo y lo cogió.

—Dime Mini —lo apoyó sobre su hombro y prosiguió con el Excel.
—¿Vas a venir a Elche?

Alba no la prestó atención, había una cuenta que no salía y se estaba empezando a desesperar demasiado. Normalmente era Marco quien lo hacía pero ahora que ya no estaba, le tocaba a ella.

«¿Por qué piensas en él Alba? Además, Natalia te puede ayudar si no te sale» pensó ignorando a todo lo que le rodeaba.

—¿Me estás escuchando? —la reclamó su hermana.
—¿Qué? —salió de sus pensamientos— Perdón, que estoy con una cuenta que me está pudiendo —se frotó la sien y se concentró en ella—, dime.
—Ay hermanita, es que trabajas demasiado, te vendrán bien estar con nosotras.
—No lo sé Mini, no tengo tiempo para pensarlo —dejó la cuenta aparte y fue a otro archivo para revisarlo.
—Pues eso, tenés que descansar —intentó imitar el acento argentino—, y dejar a un lado el trabajo, además, por aquí se te echa de menos...

Su hermana siempre había sido la experta en relajar tensiones de otros, pero la de ella, nada de nada. Tan joven y tan madura, algunas veces hasta lo era más que la rubia.

—Marina... —la llamó para que la prestara la máxima atención posible ya que lo que la iba a decir no era nada fácil y veía que no iba a dejar de hablar.
—Mamá está de los nervios, hace mucho que no vienes...
—Marina, escúchame —volvió a interrumpirla.
—Sí —se escuchó cómo recuperaba el aire y la dejó hablar.
—Natalia ¿no? Sabes quién ¿no?

Alba se estaba poniendo nerviosa, era obvio que sabía quién era pero debido a aquellos nervios estaba empezando a decir cosas sin sentido. Casi siempre la pasaba, y aunque era muy segura de sí misma, con la gente cercana nunca lo era y no entendía muy bien el porqué, quizá era porque como ya la conocían, no pasaba nada porque lo hiciera.

—Sí Alba, claro que sé quién es, y si no fuese por ti, sería por la música que hace —paró al descubrir que se estaba desviando del tema—. Sé quién es —acortó todo lo anterior dicho a tres palabras.
—Y tú sabes que yo soy bisexual ¿no? —intentó aplanar el terreno para que fuese más fácil.
—Sí, desde hace un par de años.
—No sé cómo decirte esto Marina.
—Uy, uy, uy, ¿llamándome por el nombre que me puso la Rafi? Miedo Albita, miedo es lo que tengo ahora mismo. A ver, un momento que te llamo para verte la cara.

La mayor no pudo evitar soltar una pequeña carcajada, si era verdad que casi nunca la llamaba por su nombre completo, solo cuando se enfadaba o para algo importante. Pero cuando terminó con lo de la videollamada, se asustó y se puso seria antes de aceptarla.
Vio a su hermana en su habitación y la saludó con la mano. Colocó el móvil en un sitio donde no se cayese y prosiguió.

—Estoy saliendo con alguien —dijo por fin.
—¿Ya?
—¿Cómo que "ya? —intentó saber el significado de esa palabra.
—Que hace menos de un mes que cortaste con Marco.
—Bueno, ¿y?
—¡Que estás hecha una ligona! —gritó haciendo que Alba tuviese que bajar el sonido— ¿Lo vas a traer a Elche?
—Ese es el problema —contestó formulando la siguiente frase—. Es Natalia...

Por fin lo había soltado, la había costado un poco y eso que con su hermana era fácil abrirse, pero por alguna razón, con esto no lo era.

—¿¡Qué!?

Marina estaba que se subía por las paredes, no se lo esperaba, pero era una buena noticia si era feliz. Y parecía que lo era, porque la sonrisa que mostró al decirlo corroboraba su pensamiento.

—¡Pero qué mona! Con esa sonrisita —rió la menor.
—¡Ay Mini! —se tapó la cara sonriendo— No me digas eso.
—Tú eres feliz ¿no? —su hermana asintió— pues ya está, no te voy a decir que está mal ni nada, ¿por qué tanto miedo? —sonrió.
—Ay... Pues no sé —encogió los hombros.
—Qué gracia me haces Tata —rió— entonces, ¿vais a venir a Elche para presentarla a la Rafi?
—No lo sé, no hemos hablado sobre lo que vamos a hacer estas dos semanas.
—¿Te imaginas que te quiere presentar a los grandes empresarios de España? —preguntó emocionada.

Eso no lo había pensado Alba, ¿y si la decía de cenar un día cualquiera y así presentarle a sus padres? Además, no creo que les haga mucha gracia, aunque a ella tampoco, quizá si fuesen una familia de recursos normales pues no tendría miedo, pero no lo son, eran una eminencia en el mundo empresarial y por ello, tendrían las expectativas muy altas en cuanto a la pareja de su hija mayor.

—Espero que no —pensó teniendo la esperanza de que no sucediera.
—Tampoco pasaría nada, serás una buena nuera —rió al ver el desconcierto de su hermana— no te preocupes —se serenó—, ese momento queda lejos, ¿desde cuándo salís?
—Ehm... hace 17 días.
—Joder, y tú pensando en los suegros —soltó una carcajada.
—Pero si has sido tú —la culpó.
—Lo sé.

Rieron a la vez, la menor siempre sabía qué hacer para alejar a Alba de sus pensamientos y eso siempre se lo iba a agradecer su hermana.

—Te tengo que colgar que al final no estoy trabajando. No se lo digas a mamá por favor que nos conocemos...
—Tú tranqui, todo controlado. Espero que vengáis a Elche eh.
—No te preocupes que ya lo hablaremos —sonrió para despedirse.
—Venga... Adeu. Y disfruta de las cuentas —rió.
—Shhh... —colgó y ya se puso durante toda la mañana con la cuenta.

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Lo he dejado más corto pero el siguiente se viene cargado...

Twitter: Chirimoyeras